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La noche acabo más temprano de lo que esperaban. Una llamaba arruinó el tan bello momento que estaban teniendo, el celular que vibraba era el de Juan, el cual atendió al instante. Se trataba de su madre, que le decía que tenía que apurarse a llegar, ya que, eran las diez de la noche. El colombiano se levantó de aquel lugar donde estaban sentados y le estiró la mano a Iván, el cual la agarró gustoso para luego pararse. El mayor le dijo que se tenía que ir también ofreciéndole llevarlo hacía su casa. Pero Spreen se negó, quería irse hasta su casa a su paso.

Había pasado una media hora desde que Juan se había ido y el azabache se había quedado sentado mirando el cielo sin hacer nada. Cuando estuvo a punto de quedarse dormido en aquella banca, le cayó una gota de agua fina en su frente. Eso lo hizo reaccionar y pararse al instante. Se puso la capucha de su campera y empezó a caminar hacia su casa. Para decir la verdad, estaban bastante lejos de su morada, tenía bastante miedo de ir y que le roben, lo violen u otra cosa. Encontró un supermercado 24 Hs., entonces entró.

Fue caminando por los pasillos, donde habían bebidas, entonces se puso a buscar su bebida energética favorita, la Speed. Agarró dos de medio litro, agarró chocolate de menta y unos cigarros. Dio media vuelta y fue hacia el cajero, donde un hombre que no le importó preguntarle al azabache cuantos años tenía.

Le metió todo en una bolsa de supermercado común, el muchacho se la entregó e Iván la agarró. Spreen caminó un poco, sacó su celular y le mandó un mensaje a su mejor amigo, Tomás. Este le respondió al instante.

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Tomi

Che, estás libre?

Sí, qué queres ivancito?

Puedo ir? Llevo cigarros y speed.

Siempre sos bienvenido, y más ahora que mis viejos se fueron con mi tía y mis hermanos a Andorra.

Yendo, pa.

Te espero.

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Iván guardó su celular y salió del supermercado para ir a donde su amigo. Estaba bastante cerca, a cuadras solamente.
Unos minutos después, se encontraba en la casa de Tomás, tocó el timbre y escuchó cómo el Bonaerense le gritó un <<"¡Ahí voy!">>, para después abrirle. Al verlo sonrió abiertamente, Iván repitió su acción.

- Ivanchuuuu. - Dijo para dejarlo pasar. - ¿Qué hacías por acá?

- ¿Viste el chico que te conté? - este lo volteó a ver.

- Sí, me acuerdo de ese afortunado.

- Bueno, tuvimos una cita.

- ¡AHHH, ME ALEGRO! - Exclamó Arbillaga.

- Cállate. - Iván se acercó hasta la mesa, apoyó la bolsa y sacó lo que había adentro de esta. - ¿Quieres? - Preguntó sacando la caja de cigarros.

- Es indignante la pregunta, ivi. - Río entre los dientes para luego sacar un encendedor de un bolsillo de su pantalón.

Ellos subieron hasta el techo del mayor. Abrieron las latas, haciendo con ellas un brindis.

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Se les pasó la madrugada, habían estado fumando y tomando al bebida energética. Iván solamente fumó un cigarrillo, en realidad, los había llevado para su amigo, pero ¿Qué tan mal podría hacerme uno?
Al contrario, Tomás fumó 4, se detuvo porque Iván lo paró a último momento.

Las 6 de la mañana se empezaron a notar en esa helada madrugada en la Argentina. El alba se dio a relucir e los chicos se quedaron viéndolo. Le tenían amor al cielo, y más al amanecer. Ambos se sentaron en el techo del mayor uno al lado del otro. El azabache apoyó su cabeza en el hombro del otro, el cual estiró su brazo y lo apoyó en el hombro izquierdo del santafesino.

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Perdón por la tardanza, andaba de vacaciones)

Immortal she, return to me... Primer Libro // SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora