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Iván se despertó a las siete de la mañana.
Seguía con sueño, pero tenía que hacer un par de cosas.
A todo esto, Maite estaba dormida al lado de él. Entonces, la despertó para que se vaya a su casa. Ella se levantó a duras penas, seguía con mucho sueño. Se lavó la cara y se fue hacia su casa, otra vez, en tren y colectivo.

Iván se puso a arreglar algunas cosas para el inicio de clases, faltaban solamente unos días y él no había ni tocado la tarea de 'Construcción de la Ciudadanía'. Una semana de tareas que fueron realizadas en menos de 8 horas a puro café, sangre y lágrimas. Cuando al fin logró terminar la tarea se habían hecho las seis y media de la tarde, entonces él se dispuso a cocinarse algo.

Su hermana solía cocinarle, ella tenía una mano para la cocina increíble, tanto así que casi toda su familia amaba que ella cocine. Ella era un sol, un amor de persona, era muy amable con todo el mundo, era una estrella, de esas que siguen brillando de muertas, esas que alegran las noches oscuras, esas que daban su último golpe de esperanza antes de apagarse totalmente.
El corazón de todos había dejado una marca de dolor, un dolor tan fuerte como cuando una pelota de basket te haya pegado en la cabeza.
El corazón de Iván dolía más que el de nadie, ya que, ella era una de las personas más cercanas a él. Si tan solo él hubiera estado en ese auto, en ese choque destructivo que la mató instantáneamente, todo sería diferente.
Esas cosas que le hacían recordar a ella lo mataban, su corazón moría cada vez que pensaba en su nombre "Camila" la extrañaba más que a nadie en todo el mundo.

Iván estaba hundido en sus pensamientos, se había quedado quieto pensando con un paquete de capeletinis de verdura en la mano. Al terminar tal trance volvió con su tarea y abrió el paquete poniendo el contenido en una olla.

[Eaa más relleno]

Immortal she, return to me... Primer Libro // SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora