9

462 57 30
                                    




Juan se despertó al sentir como lo abrazaban. Miró su pecho, era Iván, el chico por el cual se moría, pero nunca se lo iba a decir porque era obvio que nunca sucedería nada entre ellos. Él pensaba que el azabache era heterosexual y tenía novia, la cual supuestamente sería Maite. 

El de lentes acarició la cabeza del otro con amor y pensó: "¿Cómo puede verse tan bien y estar pasando un horrible momento al mismo tiempo?". Volteó a ver a su mesita de luz, exactamente a su reloj - despertador, eran las 8:42 de la mañana, agarró su celular que se encontraba debajo de la almohada y se puso a revisar instagram, twitter, entre otras cosas. 

Al pasar una hora, los ojos negros de Iván se abrieron lentamente. Lo primero que vio fue a su amigo, que estaba acariciando su cabeza. Un leve sonrojo se mostró en sus blancas mejillas, pero rápidamente se volvió a sentir mal por lo que había pasado la noche anterior. Él se sentó en la cama, saludando a Juan con un beso en el cachete.

Un rato después, se fue a su casa, quería estar solo un tiempo. Cuando entró a esta, notó que habían varías cartas en el buzón, las agarró todas para luego entrar a su casa. Cerró la puerta con llave y fue hasta la mesa del comedor, se sentó y abrió las cartas, una por una. Esas cartas se trataban de las herencias, tenía 50 millones de euros en herencia y seguros de vida. Podía pagar sus estudios, morir y revivir como 3 veces y todavía tener dinero suficiente para vivir. Estaba tranquilo, la casa ya la tenía, el auto de su madre también era suyo. Lo tenía todo, podía irse del país y empezar de nuevo, pero no lo haría, no soportaría estar más solo de lo que esta ahora.

Dejó las cartas arriba de la mesa, se paró y subió a su habitación, necesitaba tiempo para él. Entró a su pieza y se sentó en su cama con la cabeza mirando hacía su mesa de luz donde se encontraba el collar que le había regalado Juan. Estiró el brazo y lo agarró, lo observó detenidamente, esa no era la piedra que originalmente estaba en el collar... esta había tomado el color de los ojos de su amigo, ahora era una aventurina verde. Se la colocó para luego irse a ver al espejo. Se veía muy bien, al parecer el verde le combinaba con el negro de sus ojos.

Un rato después, él se dispuso a limpiar la casa, en realidad no estaba sucia, solamente quería hacer algo para no hundirse en la tristeza y así sentirse más solo de lo que ya estaba.

Barrió todas las piezas, del piso de abajo hasta las escaleras y luego el segundo piso. No se atrevía a entrar a las habitaciones de sus difuntos familiares, al acercarse a la habitación de su hermana y no escucharla cantar o solamente música sus ojos se cristalizaron, de alguna manera no lo aceptaba, no quería aceptar que ellos se habían ido y no se pudo despedir. Sus blancas mejillas se pusieron rojas, su nariz tomó un color carmín y sus ojos empezaron a derramar lagrimas chicas pero pesadas. Entró al baño para lavarse la cara, no quería estar así, a su familia no le gustaría que esté así, a fin de cuentas, ahora estaban en un lugar mejor.

Unas 2 horas más tarde terminó de limpiar, se bañó y se puso el pijama. Eran las 8 de la noche. Se cocinó algo y comió a duras penas. 9 de la noche, se paró y se llevó su plato, vaso y cubiertos a la cocina para lavarlos; realizó su tarea y fue a la sala.
Prendió la televisión y se puso a ver una serie en Netflix.
Su mente había parado, estaba "relajado" de alguna manera. Por fin después de tanto tiempo pudo relajarse y no pensar en nada que lo ponga mal.
La serie no era mala, esta se llamaba "Merlina" la Addams. La verdad, a Iván ni se molestó en prestar el %100 de su atención a esta, solamente la estaba viendo para estar tranquilo.

Se encontraba en el sexto capítulo de la serie cuando tocaron el timbre de su casa. Se paró y fue a ver que querían o que quería la persona que llamaba a la puerta. Alguien estaba allí, ya lo había reconocido, era Tomás. Abrió la puerta con una sonrisa en su cara, fue la alegría más grande que había tenido hace días. Él lo abrazó con amor, ese abrazo fue correspondido con cariño; ambos entraron a la casa y fueron a la sala. Hablaron un rato para luego hablarles a Nico y a Ama para que vayan a la casa de Iván para hablar un rato e intentar pasar un buen rato.

Al pasar unos 20 minutos, el cuarteto de oro estaba reunido, estaban sentados en la sala de Iván mirando una película de horror, esa película se llamaba "El conjuro" e todos los chicos estaban cagados hasta las patas por los mil y un screamers que aparecían en ella. El dueño de la casa estaba pegado a Tomás y el apego era mutuo. Maite se estaba haciendo la valiente y Nico estaba tapado en una frazada gigante para el solo y hacerse una carpita* (carpa en diminutivo) cada vez que se asustaba. Para ivan, sus amigos eran su familia, eran -como dirían los jóvenes- su casita. Ellos, a pesar de todo lo que les habían pasado individualmente y en grupo seguían con él y viceversa. Se sentía seguro con todos y cada uno de ellos, con ellos podía ser Spreen, un chico gracioso, medio colgado* (expresión argentina para decir "perdido" o "distraído"), boca sucia y también aventurero y leal. Con ellos no estaba obligado a ser Iván, ese chico tan disciplinado, inteligente, gentil, bienaventurado y hasta "arrogante" de alguna manera.

Las horas habían pasado, todos habían caído profundamente dormidos, menos uno, Nico. Él estaba viendo una serie en la gran tele de la sala donde se encontraba, estaba viendo "Betty la fea" como por décima octava vez. Ivi, maite y tomi estaban dormidos todos pegados, pero hacia mucho frío, así que de alguna manera se daban energía térmica. Tomás estaba abrazando a ivi, el cual estaba con una pierna arriba de él y maite estaba dormida al revés y estaba arriba de las piernas del primero.
Después de un rato, al único despierto le agarró sueño y se unió a ese desastre, acostándose al lado de Tomás abrazándolo por la espalda. Todo muy heterosexual en el punto de vista de los chicos.

Horas después, Spreen se levantó por una llamada que él estaba recibiendo en su teléfono. Era Juan, su mejor amigo, o tal vez él quisiera que fuera algo más, podría decirse que el sentimiento era "amor", sí, el sentimiento era ese, pero él no quería una relación sentimental por lo menos hasta poder procesar al cien por siento todo lo que le había ocurrido; le iba a tomar como una semana y media más, no quería llorar mucho por algo que ya había ocurrido y no podía cambiar. Era bastante maduro con ese tema, pero no quería tampoco decir que no le importaba. Dentro de poco volvería a la escuela, exactamente el 30 de Julio y era el 27 de ese mismo mes. Tenía sueño, pero a duras penas atendió.

/Llamada/

- Hola Juan, ¿Qué pasó, Boludo?

- Hola Spreencito; quería saber si querías venir a mi casa mañana, para joder un rato y pasar un buen momento de amigos.

- Ah, sí, sí puedo.

- Entonces, ¿es una cita de amigos?

- Solamente es una cita, Juan.

- Eh, bueno. ¡Nos vemos mañana, lindo!

- Adiós, que te vaya bien, juanito.

/llamada terminada por Iván/

De la nada, ya tenía organizada una cita con Juan.

Immortal she, return to me... Primer Libro // SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora