6

791 82 41
                                    



La madrugada del otro día, Nuestro joven Iván estaba presenciando el alba por su ventana. Sus ojos estaban centrados en el lugar donde próximamente saldría el tan brillante Sol. El ambiente era frío, los vidrios de la ventana estaban levemente opacados por la humedad, con su buso de mangas bastantes largas limpió un poco uno de los vidrios para ver mejor. 

En sus ojos se podía ver la inocencia de ese joven de 14 años. No habían rencores, no había odio, no había nada que pareciera molestarlo, pero muy en el fondo habían bastantes cosas que lo molestaban a él y también había culpa, pero, ¿de qué? De nada. Solamente él se creía culpable de que sus padres estén todo el día trabajando, aunque él también hacía su parte matándose estudiando. 

Perdido en sus pensamientos y con "Runaway - Aurora" sonando desde su computadora, amaneció, pero al ver el Sol asomarse por el Este. Lentamente se fregó los ojos con sus huesudas manos y se levantó para irse a desayunar, ese día no había podido conciliar el sueño, entonces habían pequeñas bolsas de un tono un poco más oscuro de su piel abajo de sus ojos. 

Su casa también estaba fría y el silencio que había lo abrumada, podría decirse que no le gustaba estar solo en lo más mínimo, pero su hermana estaba en la casa de un amigo y sus padres estaban trabajando desde las 4 de la mañana, siendo ya las seis, no había absolutamente nadie en la casa si sacamos a Iván. 

A su paso, fue a la cocina a hacerse un café, de alguna manera, en ese día descubriría si en su familia hubo brujas o brujos, aún parecía no entenderlo, era demasiado como para pasar de ser muy ortodoxo con la magia a poder ser el nieto de una bruja, que tal vez haya heredado cierto tipo de magia y que debido a eso, el collar de la familia de Juan haya causado tal reacción en el cuerpo del joven. Era extrañamente cuestionable su salud mental en estos momentos, en cierto sentido no quería aceptarlo, él siempre había sido alguien muy normal, ¿O tal vez no?


7 años antes. 


- ¡Iván! ¿Donde te metiste, criatura? - La voz era la de su tía, Daisy. Se le había perdido el niño tras supuestamente ir a jugar al patio con su hijo (Rodrigo), pero este volvió solo a la casa.

La siguiente mirada de la tía era de un pánico increíble, Iván estaba arriba de un árbol y no se le ocurría como bajarlo. 

- Ay, niño. ¿Cómo llegaste ahí? 

- No sé, tía. De la nada aparecí acá y... eso. - Habló despreocupado el niño.

- Bueno, bueno. ¿Ahora que hago?, La concha de la lora. 

A continuación, Iván se cayó del árbol en picada, la tía sintió que el alma se le salía del cuerpo, pero cuando aterrizó en el piso, el niño se paró sin ningún rasguño ni malestar u molestia. 

Este momento la tía lo catalogó como "Suerte", pero claramente no es así, ¿Cómo podía un niño de 7 años caer desde 14 metros sin estar lastimado? Dios vaya a saber.


Presente.


Iván estaba tomando su café muy tranquilo sentado en la mesa.  En su cabeza fingía que sus padres estaban allí, con él, y que su hermana estaba cocinando una torta, las cual él adoraba con todo su ser. Pero, en lo profundo de su corazón sabía que eso no iba a ser posible nunca, toda su familia se la pasaba afuera de la casa y él se quedaba solo. Eso lo ponía mal, quería ser acompañado por alguien que realmente quiera escucharlo, pero toda su familia cuando estaba en la casa tenían una que otra escusa para no escucharle. 

Immortal she, return to me... Primer Libro // SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora