Ángel entró a su casa y cerró la puerta detrás de sí. Hablar con Mary le había provocado la sensación de desasosiego que siempre sentía después de tener una discusión con su madre. Caminó por el lugar con duda en su caminar, mientras observaba el lugar con cautela.
Se acercó a las cortinas y observó el exterior. El vecindario estaba casi vacío, ya que la mayoría de gente almorzaba a esa hora.
Cerró las cortinas y tapó cualquier hueco donde pudiera entrar la luz. Unió los muebles de la sala después de quitar la mesa del centro, y acomodó los cojines como una almohada. Se recostó, poniendo una cobija encima de su cuerpo. Cerró los ojos lentamente, mientras por su mente pasaba todo lo que había sucedido ese día. Los pensamientos pasaban tal y como una película, como si todo aquello no hubiera sido real.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el tono del teléfono. Se levantó con tranquilidad, sin demasiada preocupación porque la persona del otro lado colgará o el teléfono dejara de sonar.
Cuando estuvo fuera de su "fuerte"—como había decidido llamarlo—, dejó de sonar. Terminó de caminar hacia él, lo agarró entre sus manos y esperó. El teléfono vibró en sus manos. Contestó con rapidez, y aguardo, como siempre, a que la otra persona hablará.
— ¿Ángel García?—preguntó un hombre al otro lado de la línea.
—Así es.
La persona al otro lado pareció tapar el auricular y hablar con otra persona, para luego volver a hablar.
—¿Usted culpó a Mary Morgan de asesinar a su propio gato, sin pruebas de ello? —preguntó después de unos segundos.
—Tengo pruebas de ello—replicó Ángel, mientras se sentaba en la silla al lado.
—Según tenemos entendido, las únicas pruebas que tiene son el gato muerto, y eso no es suficiente para culpar a una persona de matar a un ser vivo.
Ángel frunció el ceño. Puso los codos sobre las rodillas y suspiró.
—¿Quién es usted?—interrogó, haciendo caso omiso a su declaración.
La persona al otro lado carraspeó.
—Soy el encargado de informar a la policía cuando veo algo sospechoso—respondió con seguridad.
Ángel rió, mientras se acomodaba de nuevo en la silla, apoyando su espalda en el espaldar de la silla.
— ¿Los policías no puede hacer el trabajo solos y necesita ayudantes? Qué curioso—se burló—. Pensé que ellos eran los héroes de la ciudad.
—No pueden hacer todos los trabajos solos—se defendió. Ángel calculó la edad del hombre guiándose por su voz. Tendría unos veinticinco o treinta como mucho.
—Porque esta es la ciudad más peligrosa del mundo—ironizó Ángel—. Hay tantos robos y asesinatos que te mueres cuando vas a la tienda de la esquina.
La persona al otro lado bufó exasperada.
—No estamos hablando del trabajo de los policías. Hablamos de tus acusaciones hacia la señorita Morgan.
Ángel pensó un rato antes de contestar.
— ¿Qué tal si nos encontramos y cuento toda la verdad?—propuso al fin. Esperó una respuesta de parte del hombre.
—Me parece bien—contestó—. A las siete en el parque. No falte.
El sonido del teléfono le anunció a ángel que la comunicación había sido cortada. Dejo el teléfono en su puesto y se levantó del lugar.
![](https://img.wattpad.com/cover/38841160-288-k738657.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Cuando los gatos van al cielo
Mystery / ThrillerCuando Mary Morgan mata a su gato a sangre fría y lo entierra en el patio de su vecino; este decidirá enviarle cartas que tienen como emisor a la mascota. Pero las cosas cambian cuando Ángel empieza a recibir cartas enviadas por el animal. Y aunque...