El oficial empacó unas cuantas cosas más en su mochila antes de cargarla al hombro, y se dirigió hacia el vestíbulo de la estación de policía.
Su compañero estaba sentado detrás del computador de la recepción, esperando alguna llamada o denuncia que rompiera la monótona rutina. Su mirada se alzó al notar la mirada del oficial sobre él y sus ojos con confusión llevaban una pregunta implícita.
—¿Necesita algo?
—Así es. —El policía se acomodó la mochila en el hombro—. Es sobre el caso del gato de Mary Morgan.
—Eh, hombre, —Soltó una risa corta y sacudió la cabeza—, te he dicho que dejes el caso, que no es algo importante. Ya sé que con lo de la ley animal...
—A partir de hoy ya no estaré en el caso—aclaró el oficial—, ya está resuelto.
El hombre alzó las cejas con sorpresa y luego cruzó los brazos con la mirada en el piso.
—¿De verdad?—preguntó el recepcionista, mientras levantaba nuevamente la cabeza—. Que rápido. ¿Como lo has hecho?
—Me enviaron este vídeo. —Colgó la mochila en uno solo de sus hombros y la reviso, para luego sacar un CD, en cuya carátula estaba escrito "Pruebas" con letra desordenada.
—¿Qué es?—La curiosidad lleno los ojos de su compañero, quien se corrió un poco hacia adelante para poder observar el título.
—Es un vídeo grabado desde la casa de una de las sospechosas, la dueña del gato, para ser específico. Se ve como la señorita Morgan mata a su gato, lo mete en una bolsa y sale por la ventana con ella en mano.
El oficial dijo aquellas palabras sin titubear. No le sorprendía demasiado que Mary fuera la culpable, aun cuando en un comienzo dudaba un poco. Aunque la principal razón era que ya se había acostumbrado a ello desde el día anterior, cuando el video llegó a su oficina.
—Vaya...—La expresión del recepcionista se oscureció y sus labios se convirtierton en una línea recta—. Pues ¿qué quieres que haga por ti?
—Quiero que lo cuides mientras se realiza el arresto. Ya sabes, no es algo demasiado importante, será cosa de unos meses para que sea libre. No quiero que sea robado ni visto por nadie ¿está bien?
—Perfectamente. —La sonrisa volvió a su rostro y recibió el CD para guardarlo—. Suerte con la chica.
—Nos vemos luego.
El oficial se acercó a la puerta y salió al exterior. Sacó las llaves del auto, y apenas estuvo dentro, siguió el camino hacia la casa de Mary.
Y en la parte de atrás del auto se podía ver el «Número dos» escrito con pintura azul.
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Cuando los gatos van al cielo
Mystery / ThrillerCuando Mary Morgan mata a su gato a sangre fría y lo entierra en el patio de su vecino; este decidirá enviarle cartas que tienen como emisor a la mascota. Pero las cosas cambian cuando Ángel empieza a recibir cartas enviadas por el animal. Y aunque...