Capitulo 1

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Savannah:

Que mañana tan bonita. Había olvidado como se sentía relajarse, estar acostada sobre tu cama solo mirando el techo, sin papeles o trabajos pendientes.

¿Cómo pase tanto tiempo sin saber de esto?

He sacrificado toda mi vida para tener un buen trabajo, una casa linda, con lujos que al fin y al cabo están vacíos. No puedo escribir lo que quiero, tengo una vida solitaria y amargada

¿Quién trabaja tan duro para al final quedarse solo?

Suspiro lentamente para luego ponerme de lado y mirar mi reloj de mesa.

"Las 7 am"

Increíble...

A esta hora se supone que debería de levantarme para darle una vuelta a kiky, regresar corriendo de ello, hacer un café y lanzarme al tráfico para llegar cinco minutos tarde al trabajo.

¿Ahora, que son cinco minutos para mí?

Siento algo húmedo resbalar por mis mejillas... estoy llorando de nuevo sin darme cuenta.

¡Pero, es que soy tan joven!

No he conocido al amor de mi vida, padre de mis futuros hijos y enloquecedor de mí.

Aún no he viajado a Francia

¡Dios, quiero ir a Francia!

El ladrido de mi perrita, Kiky, hace que salga de mis depresivos pensamientos, volteo y la veo parada en la puerta de mi cuarto moviendo su cabeza de lado indicándome el poco entendimiento que llega a ella tras observar mis lágrimas.

-¡Hey! hola preciosa. Ven aquí.

En un instante kiky salta a mi cama, parece entender que estoy triste. Extiendo mi mano y puedo tocar su hermoso suave pelo, se acuesta lentamente a mi lado y da varios lengüetazos a mi cara. No puedo evitar reírme a carcajada con su acto; eso siempre me hace gracia. Este pequeño animalito es la única razón por la que me levanto de la cama a diario.

De tener un gran ánimo, pasó a volver a mi inminente tristeza.

No sé qué haré con ella.

"¿Quién cuidara de mi compañera cuando no esté?"

Me pregunto angustiada mientras suspiro melancólica ante el pensamiento que había estado evitando por meses, desde que el doctor Richard me ha dado la fatídica noticia de mi enfermedad.

-Ven hermosa, vamos a dar un paseo.

Decido a modo de escape de mí misma.

No moriré hoy... por lo visto, esa decisión puede esperar.

Levanto mi cuerpo cansado de la cama, siento nauseas de inmediato, pero luego desaparecen – Aun no me acostumbro a tener que lidiar con estos síntomas – Voy a mi enorme closet; donde dejo revolear mis ojos sobre cada una de las prendas que son visibles desde mi posición.

Es asombrosa la cantidad de dinero y tiempo que he gastado en tiendas para al final no disfrutar por completo de lo que he comprado.

Creo que a Hannah le podría quedar esa falda crema que compre el mes pasado, total que ya no me sirve y a mi hermanita le quedaría perfecta, combinaría con su hermosa piel. La apartare y se la hare llegar la semana que viene, supongo que tendré bastante tiempo para sacar más ropa y enviársela. Sé que me amara por siempre.

Simplemente complicado [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora