Capitulo 45

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Cuelgo el teléfono de mi apartamento con una enorme sonrisa en la cara; a pesar de haberme pasado todo el día en el no estoy molesto, al contrario, me encuentro feliz, y ¿como no estarlo? Si todo empieza a marchar de maravilla.

Hannah está contenta con la idea de tener su propio lugar debajo del nuestro, y más aún lo estuvo cuando entro al enorme closet lleno de prendas nuevas que mande a preparar para ella; mi mejor amigo forma parte de mi vida nuevamente y Savannah está aquí...conmigo, sana y salva.

Es como si cada cosa estuviera resolviéndose por sí sola.

-Cielo...

Escucho la voz de mi novia, voy hasta mi habitación y la veo con un montón de ropa sobre la cama buscando unas cuantas perchas para meterlas en el lado del vestidor que le pertenece. Parece concentrada en lo que hace, sin embargo me mira directamente cuando me paro en la puerta y deja lo que tiene en manos para venir hasta mi.

-¿Puedes ayudarme? Son demasiadas cosas.

Asiento con la cabeza y dejo que sus manos me lleven hasta el pie de la cama donde están sus prendas y comienzo a ponerlas en pechas sin que diga más.

-Eres el mejor.

Savannah deja un dulce beso en mi mejilla y continúa con lo suyo. Tenerla aquí deshaciendo sus maletas parece un sueño, uno bueno del que no quiero despertar.

-Sigo pensando que todo esto fue un truco para no quedarte en mi casa.

Me río por debajo. Ella se ha estado quejando de tener que venir hasta aquí cuando la moneda ya había hablando.

Palabras dichas por ella, no por mí.

-Ya te lo he dicho amor, aquí hay mejor seguridad.

-Si, pero seguro la gente se calmaría en unos días y no necesitaríamos de tanto cuidado.

Dejo de colocar una de las prendas de Savannah y la observo con cansancio.

La amo, pero aveces me vuelve loco que sea tan testaruda.

-Uno de los mejores representantes de Los Ángeles acaba de caer por declaraciones infundadas por su propio hijo. Créeme si te digo que esto a penas empieza.

Savannah deja caer una ligera blusa roja sobre la cama y cruza sus brazos sobre su pecho al mismo tiempo que hace un pequeño puchero a modo de protesta.

-Pero aquí no tengo mis cosas.

-Ya... bueno, yo tampoco tenía mis cosas en tu casa, pero iba a quedarme a vivir allá con tal de estar contigo.

Savannah suelta sus brazos y va hasta una esquina de la cama libre para sentarse, voy hasta donde ella está y me arrodillo para tener una mejor vista de su rostro. Debajo de sus ojos noto como se forman pequeños abultamientos oscuros que me hacen preocuparme. Luce demacrada y eso no me gusta.

-Puedo pedir que acomoden esto por ti.

Le digo, mientras paso mis manos por sus piernas con cariño.

-No, quiero hacerlo yo.

-No tienes porque, estás cansada y si alguien puede terminar de acomodarlo no veo porque no aprovecharlo.

Savannah se queda un rato mirándome en silencio, pone sus manos en mi cabeza y la atrae para dejar un suave beso en mis labios.

-Iré a ver cómo está Hannah. Me preocupa que queme el apartamento con una de sus velas aromatizantes.

Me río fuerte de su comentario y me pongo de pie para dejarle el paso libre.

Esta mujer nunca va a quedarse tranquila.

Simplemente complicado [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora