Simplemente complicado [En corrección]

Capitulo 9

Ethan:

Me despierto con un fuerte dolor de cabeza. Creo que me forcé demasiado en el gimnasio de nuevo.

Pero, ¿Qué más puedo hacer?

Es la única forma sana con lo que puedo evitar las preocupaciones. Así no pienso en Ashley, en los meses que vienen y en Savannah. Desde el día de nuestra fallida cita no he vuelto a saber de ella. No la he llamado o buscado, tampoco he ido al parque, tal y como se lo prometí, le he dejado su espacio. Está claro que si quisiera venir a verme lo habría hecho, sabe perfectamente donde vivo y fue ella la que pidió que la dejara en paz. Que no haya aparecido solo afianza el hecho de que no quiere saber nada de mí.

Siento un agrio apoderarse de mi boca, en seguida me levanto y voy a la nevera por una botella de agua – Esa sensación de nuevo atormentandome, ¿hasta cuando? – con el plástico en mis labios salgo al balcón y observo la ciudad – Este lugar es hermoso, es una de las razones por la que opte por mudarme en el 57 One – Desde este sitio puedo ver el movimiento de las personas yendo a sus trabajos. A pesar del bullicio me gusta ver el flujo de gente. – Sonrió un poco para mí – me hace pensar que sin importar los problemas que pueda tener el mundo tomara su curso, que todo fluye y nada permanece igual como decía aquel filosofo.

Paso un mano por mi cabeza y cierro los ojos. Unos segundos más tarde siento la presencia de alguien. No hace falta voltearme para saber quién es.

-Peter llamo esta mañana y te dejo un mensaje - la voz ronca de Santana se detiene - ¿quieres escuchar el mensaje?

-Ahora no viejo.

Oigo los fuertes pasos de Santana aproximarse. Se para a mi lado en el balcón.

-Llevas mucho tiempo ignorándolo. La gira comienza mañana, necesitas saber detalles.

-Hablare con el luego de entrenar.

-Ya has entrenado bastante Ethan, tienes que descansar. Sabes que necesitas tener energía para los días que vienen - hace una dramática pausa, Dios... odio cuando hace eso - Hacer esto no te va a hacer olvidar...

-¿Olvidar que? - Lo corto en seco, me siento tan enojado ahora mismo - ¿Qué mi vida personal es un desastre? ¿Qué tengo unos padres a los que les importa poco si me muero mañana? - Hago una pausa - ¿Qué dure tres años de relación con una maldita mujer que aprovecho el primer momento que pudo para apuñalarme por la espalda como la peor de las traidoras? Todo porque ¿Por qué ya la había aburrido? -bufo y me volteo para tener a Santana de frente. Su rostro es inexpresivo - no te preocupes, no iré a un callejón a buscar cocaína.

Dicho esto me dirijo a la entrada, tomo mi bolso de hacer ejercicio y entro al ascensor.

Necesito estas horas de ejercicio para relajarme e ir con el doctor Tomas no es una opción para mí. Él se encuentra en Los Ángeles y allí definitivamente esta el ojo del huracán, quiero estar en esa ciudad solo el tiempo necesario.

Detengo mis pensamientos un momento y recuerdo que deje las llaves de mi auto sobre la isla de la cocina. Salgo de la caja metálica antes de que las puertas se cierren miro al balcón pero Santana ya no está ahí. Tomo mis llaves y escucho pasos venir – mierda... Santana me escuchó y vendrá a tratar de calmarme como si tuviera una crisis. No necesito esto, no ahora – Doy la vuelta para escurrirme sin que se dé cuenta dando un paso largo detrás de mi sin fijarme en el estante de copas que ha estado ahí desde hace más de dos años, choco, doy la vuelta y de impulso me agarro de uno de los cristales del estante, sin querer deslizo mi mano por las esquinas mientras intento no dejar caer nada noto una línea de sangre en la palma de mi mano.

Por un momento siento que las copas caerán como una lluvia de meteoritos sobre mí, pero no lo hacen.

-Joven ¿se encuentran bien?