Capitulo 32

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Ethan:

Han pasado dos días desde que mi Savannah decidió realizar el tratamiento y yo no podría estar más feliz. Se la han pasado realizándole exámenes tras exámenes y justo el día de hoy el doctor Paterson, Richard o como lo llama mi graciosísima cuñada "el doctor sabelotodo" va a decirnos los resultados y dependiendo de esto se iniciara todo el proceso.

Joder, eso me pone los nervios de punta.

La verdad, admiro mucho a Savannah por lo que está haciendo. Al principio no entendía como es que no había tomado la oportunidad del tratamiento desde el momento en el que se le fue presentado. No obstante, tras ver cada una de las cosas que ha estado pasando en tan solo dos días de haber tomado la decisión puedo entenderla.

Yo en su lugar estaría aterrado; de la manera más masculina posible.

-Muy bien señorita, eso es todo. Por favor, mantenga el algodón en su lugar y presione un poco para que se detenga la hemorragia.

-¿Esta segura que quiere eso? ¿No sería más fácil dejar un tubo en la herida abierta y así no tienen que volver a succióname la sangre con esas horribles agujas para acabar con mi vida?

La enfermera mira a Savannah con los ojos bien abiertos y se limita a salir de la habitación con la vista baja, yo mantengo mi mano en mi boca para reprimir la carcajada que estuvo a punto de salir.

Mi hermosa novia mira a la enfermera con recelo y luego me mira a mí.

-¡Deja de reírte! No es gracioso que me tengan como un maldito colador.

-Amo cuando hablas sucio.

Me acerco a ella y beso sus labios con ganas. Escucho como la puerta se abre nuevamente, pero aun así continuo pegado a sus labios.

¿Por qué tiene que besar así de bien esta mujer?

-Sé que saben que estoy aquí, así que dejen de compartir saliva.

Despego mi boca de la de Savannah y dejo un par de besos más antes de terminar de alejarme.

-Asqueroso.

-Hola Hannah, también me da gusto verte – sonrío mientras muevo mi cuerpo para sentarme en la que ahora llamo mi silla – ¿Qué traes ahí?

-Por favor, que no sea gelatina para mí.

Pobre Savannah, ya le llueven las gelatinas. No le han dejado comer nada sólido, por órdenes del doctor.

-Lo siento hermanita. Un late para Ethan y para mí y – saca lentamente el contenido de la bolsa como si de un mago sacando a un conejo de un sombrero se tratara – una deliciosa gelatina para ti.

Rio con ganas mientras tomo el postre de Savannah y lo pongo frente a ella.

-Lo siento amor.

-Mierda.

No puedo evitar reír mas tras su expresión, tomo la cuchara y como lo he estado haciendo en estos días comienzo a dársela en la boca.

-Ethan, Savannah no es una bebe. Ella puede comer sola su comida, deja de malcriarla o ¿Qué crees que voy a hacer cuando no estés?

-No te preocupes por eso cuñada, no pienso irme a ningún lado.

Savannah para de comer su gelatina y me mira con un brillo especial en los ojos, bajo la cuchara y vuelvo a besar sus labios de manera dulce.

-¡¿Otra vez?! Van a hacer que vomite mi suculento café.

-Al menos es líquido.

-¡Savannah!

Simplemente complicado [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora