Capitulo 4

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Savannah:

Camina rápido Savannah, camina rápido, camina rápido...

Hago un mantra en mi cabeza mientras intento salir de ese parque lo antes posible.

¡Lo que me faltaba!

Un acosador; aunque si todos los acosadores estuvieran así de buenos...

Tropiezo con una roca y caigo al piso.

mierda.

Tomo mi laptop nuevamente y me levanto algo mareada.

Dios... odio cuando me mareo, odio tener una estúpida dieta, odio vivir limitada. Me quedo un rato parada en mi lugar meditando en que se ha vuelto mi vida.

Si no estoy en un hospital, me encuentro sola esperando el momento en que Kiky tenga deseos de ir al baño o de pasear, ya agote todas las películas que posiblemente pueda ver en Netflix y honestamente pienso que mi trasero se volverá más plano que una tabla si sigo dedicada a nada más dormir en una cama o en un sofá.

¿Así es como quieres pasar tus últimos días Savannah?

¿Lamentándote el hecho de haber venido al mundo?

Deseando que en algún momento de mi vida algo cambien cuando las cartas están echadas sobre la mesa y no hay solución para mi.

¿En verdad quiero morir con solo tres experiencias de noviazgos en mi expediente, donde solo uno de ellos ha sido bueno en la cama?

Aprieto uno de mis puños en mi costado, doy media vuelta sobre mi talón y regresó al banco.

¡Al demonio con todo!

Maldición.

Me merezco esto, solo un acostón.

Ni tan mal que me haya portado en la vida para no habérmelo ganado.

¡Pero que ni crea que se la voy a poner fácil a ese... ese... cara de Ken playero!

Adelanto el paso, rogando en mis adentros que no se haya ido de donde lo deje, doblo una esquina y ahí está aún sentado en el banco, con cara de desconcierto. Parece estar pensando en algo que en verdad necesita ser meditado, me acerco un poco más y me siento donde él se había sentado hace un rato para interrumpir mi escritura.

-Creo que no me vendría mal un buen latte.

Miro sus ojos marrones claro, es la primera vez que los veo detenidamente, y la verdad es que no había notado lo lindos que son.

Mi corazón se acelera con ese pensamiento, por tanto obligó mi mirada a alejarse de la suya sintiendo como mis mejillas se calientan.

Muy bien Ethan Sloan... juguemos un poco si es lo que quieres.

Ethan:

¿A caso estoy soñando?

¿Donde está la refunfuñona de hace unos minutos?

¡Es como si la hubiesen cambiado por otra persona!

Su mirada fría y distante ahora es radiante y se encuentra junto a una sonrisa que la hace ver más angelical que hace un rato. Da un poco de miedo que con tan solo mostrarme el rosado color de sus mejillas hiciera que mi corazón se detuviera – Ella es sencillamente hermosa – Una sonrisa autentica brota de mis labios. Nunca nadie me había hecho sentir así. Es como estar en un tren donde las curvas no paran de aparecer y las empinadas y bajadas se dan cada treinta segundos.

Simplemente complicado [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora