Capitulo 11

88 9 7
                                    

Camino por el aeropuerto como en una en nube. – !Lo hice! Llegue a tiempo, pude ver a Ethan y ahora somos una especie de novios, de larga distancia, pero al menos estará en mi vida y es lo que quiero – Paso mis dedos sobre mis labios y por un momento estoy tan distraída que olvido que estoy en medio de todo el mundo con un atuendo un tanto embarazoso.

Siento como mis mejillas empiezan a arder y camino deprisa para llegar a mi auto.

No puedo creer que haya sido capaz de realizar semejante locura. Cualquiera diría que me han cambiado el chip del cerebro, porque definitivamente, yo, Savannah Torres no hubiese hecho algo así en otros tiempos.

Cuando llego a casa voy directo a la alfombra, tomo mi llave y abro la puerta. En todo el camino no pude borrar la sonrisa estúpida que se había plantado en mi cara desde que paso lo de esta mañana

¿Me pregunto cómo estuviera ahora mismo si hubiese decidido quedarme en casa? Quizás estuviera deprimida, esperando a que Ethan se acuerde en algún momento de mí y por obra y gracia me enviara un mensaje. Aunque... no, el aseguro que se iba a mantener en contacto a pesar de lo cortante que fui al final en la mayoría de nuestros encuentros – Otra vez sonrió como tarada, voy a la cocina, abro la nevera ensimismada y saco el cartón de jugo de naranja para darme cuenta de que está vacío.

"Qué raro, no recuerdo habérmelo tomado todo, es más, no recuerdo haber tomado jugo en estos días. Debería de estar lleno"

Mis cejas se juntan con desconcierto y empiezo a mirar mi alrededor. Paso mis ojos por la cocina y no hay nada diferente, salgo al recibidor y observo bien mi hogar, fijándome en cada minúsculo detalle.

¿Dónde está mi cuadro de turquesas?

Me pregunto alarmada.

¡Oh, mierda! Alguien irrumpió en mi casa.

Voy a la isla de la cocina a buscar el teléfono pero no está en la base, y recuerdo haber dejado mi celular en la mesa de noche de mi cuarto

Madre mía...  ¿y ahora que hago? Si entro a la habitación corro el riesgo de que el ladrón aun este dentro, lo más inteligente seria irme y pedir ayuda.

Sopeso mis opciones hasta que lentamente empiezo a caminar de puntillas y aplastada, como si eso pudiera disminuir la posibilidad de que quien sea que este en mi casa me vea. Estoy llegando a la puerta cuando un carraspeo me detiene. Siento como mi corazón se detiene del miedo.

"Hasta aquí llego mi vida"

Quien diría; me imaginaba una muerte tranquila en una cama con sabanas de seda blanca ¡no así!, no se suponía que alguien iba a acabar asesinándome. Ahora es cuando más me lamento el hecho de no aprovechar el tiempo que tenía al máximo.

Hay que ver que el ser humano es un disparate. Tanto que me habían dicho que la vida es muy corta y yo, creyendo que me las sabía todas no quise escuchar a nadie, ahora solo me queda esperar a que el delincuente solo quiera mis joyas.

-¡El dinero está en la caja fuerte!

Grito con mis ojos cerrados mucho más asustada de lo que pretendo, a lo que escucho una pequeña risa conocida.

-La llave debajo del tapete ¿en serio Savannah? ¡Te has vuelto tan americana!

Mi corazón late aún más fuerte de lo normal. Esta vez no por el miedo, sino por la familiar voz que ahora tenía el gusto de escuchar. Doy la vuelta  y veo su hermoso rostro sonriéndome burlonamente.

-¡Hannah!

-¿Me extrañabas?

Mis ojos se llenan de lágrimas y en medio segundo se derraman como una gran tormenta de otoño, ella corre y me abraza fuerte – No puedo creer que está aquí – Sus brazos me rodean y aprietan con fuerza, siento algo húmedo en mi hombro.

Simplemente complicado [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora