017|Hacer el amor con otro

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Changbin se movía en un salvaje vaivén, algunos mechones de cabellos se pegaban a su frente gracias a las gotas de sudor que brotaban, de sus labios salían jadeos graves y una que otra grosería

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Changbin se movía en un salvaje vaivén, algunos mechones de cabellos se pegaban a su frente gracias a las gotas de sudor que brotaban, de sus labios salían jadeos graves y una que otra grosería. Félix más sin embargo se retorcía debajo suyo gimiendo sin pudor alguno.

El australiano temblaba del placer que su esposo le causaba cuando abusaba brutalmente de su próstata, lo más probable es que sus gemidos se escucharán en toda la habitación ¿y por qué no? quizás por todo el edificio.

—vamos félix muévete más cariño— demandó seo con voz grave.

—s-solo cállate de una maldita vez— respondió lee mientras arqueaba su espalda.

Sus pieles hacían un ruido tan obsceno pero a la vez caliente, solo bastó un poco para que el matrimonio entre gemidos y embestidas llegará al orgasmo juntos. Changbin se alejo del cuerpo de su pareja para dejarse caer sobre el colchón a un lado de Félix quién aún trataba de regularizar su agitada respiración.

Un silencio abundó la habitación, solo sus respiraciones agitadas se escuchaban, a lo lejos se oía el bullicio de los autos y del canto de las aves por medio de las ventanas.

Seo se enderezó y empezó a moverse llamando la atención de su pareja.

—¿que haces?— pregunto el chico castaño mirando a su esposo.

—voy a bañarme ¿por qué?— respondió changbin.

—...creí que te quedarías en la cama conmigo...— murmuró félix.

Changbin miro brevemente a su pareja, nuevamente se acercó hasta el y plantó un suave y dulces beso en su mejilla para luego dedicarle una pequeña sonrisa.

—voy a ducharme, tal vez cuando hayamos limpiado nuestro desastre podemos ver alguna película o quizás una serie ¿te parece?— dijo seo con tranquilidad.

El castaño pareció pensarlo por escasos segundos pero asintió. El pelinegro no dijo nada más así que tomo su ropa y se adentro al baño, solo así félix borró su sonrisa.

Con mucho cuidado se levanto del colchón para dirigirse hacia su armario de donde saco su bata de seda gris, aprovechó para cambiar las sábanas sucias por unas limpias.

Más sin embargo el teléfono de su marido sonó, y eso llamo su atención.

El móvil reposaba sobre la mesita de noche que estaba al lado de la cama, justamente del lado en el que dormía changbin.

—....¿y si...?— un pequeño pensamiento alojó su cabeza pero negó rápidamente tratando de alejarlo.

Pero el teléfono volvió a sonar, una, dos y tres veces.

Sus dedos picaron, dirigió su mirada hacia la puerta del baño la cuál se encontraba cerrada, y sin pensarlo una vez más caminó unos cuantos pasos y con rapidez tomo el aparato entre sus manos revisando la bandeja de mensajes por arriba sin atreverse a desbloquear por completo la pantalla del móvil.

𝐋O̸𝐕𝐄𝐑𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora