009|¿Podemos intentarlo?

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Félix suspiró volviendo a llamar.

El número que usted marco no se encuentra disponible intenté de nuevo.

Viernes en la madrugada y el ya estaba en el aeropuerto esperando impacientemente a su marido pero no había ninguna señal de el.

Jugo unos minutos con sus maletas, la gente iba y venía, algunos acompañados, otras personas iban con niños y algunos estaban solos, así como el.

Decidió marcar una vez más, rezo por qué contestara.

Uno.

Dos.

Tres.

Changbin respondió al cuarto pitido.

"¿Bueno?"—lo escucho preguntar con voz somnolienta.

No pudo evitar levantarse de golpe la escuchar la voz de su esposo.

changbin ¿dónde estás? Ya estoy aquí en el aeropuerto.

—"mierda..."—dijo changbin a través de la línea—"Félix se me olvidó que regresabas hoy en la madrugada...joder, espérame ahí solo voy a cambiarme e iré por ti, no tardó"—.

—uhm, si...aquí te espero...—respondió un poco desanimado mientras colgaba.

Miro hacia el suelo, una extraña pesadez se instaló en su pecho, changbin lo había olvidado, pero a lo mejor y era por que había estado trabajando mucho en esos días ¿no? ¿por qué más podría haber sido si no fuera por eso?

Decidió esperar sentando suspirando de vez en cuando, comenzaba a aburrirse hasta que vio como una chica tomaba asiento a un lado suyo y junto a ella había un pequeño de unos dos o tres años quizás que se le quedó viendo.

—mira mami el señor tiene manchitas en su cara—dijo el niño mientras lo señalaba.

Félix se rió bajito.

—cariño no señales es de mala educación—regaño ella—lo siento mucho.

—no se preocupe—respondió el restandole importancia— las manchitas en mi cara se llaman pecas nene—dijo hacia el niño.

Al menor le brillaron los ojos.

—¿y desde cuándo las tiene?

Lee fingió pensarlo por unos minutos para después sonreír.

—mhm, buena pregunta, creo que las tengo desde que nací—.

—¿y por qué las tiene?—volvió a preguntar el menor.

El pelinegro soltó una risita y del bolsillo del gran abrigo que llevaba puesto saco una paleta para extendersela al niño.

—no lo se, ¿crees que son bonitas?

—¡son muy bonitas así como usted!

La chica se levanto de su lugar tomando a su pequeño en brazos bajo la atenta mirada de félix.

—lamento muchas las molestias y gracias por la paleta señor—dijo ella un tanto avergonzada.

—no te preocupes, a mí me agradan mucho los niños.

Ella se fue con el niño en brazos y nuevamente estaba solo, la sonrisa que había mantenido se había desaparecido.

Sus manos de manera inconsciente fueron a parar hasta su plano vientre dándole suaves caricias, cualquiera que le prestara atención hubiera pensado que estaba esperando un bebé pero el mejor que nadie que aquello sería difícil de conseguir pero aún así el guardaba la más mínima esperanza desde que había pisado Australia.

𝐋O̸𝐕𝐄𝐑𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora