003|Difícil.

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Cuando Hyunjin despertó a diferencia de otras veces no sintio una horrible resaca martillando en su cabeza, al contrario, sé sintió feliz y cálido.

Si era sincero todo su cuerpo dolía y como no hacerlo después de esa noche tan maravillosa que tuvo, la mejor de su vida para ser exacto.
No supo cómo reaccionar cuando vio a aquel hombre que lo había llevado a conocer las estrellas en más de una ocasión en esa noche o tal vez madrugada por qué usualmente con los hombres con los que trabajaba solo se lo follaban, le pagaban y después se iban sin decir nada más; no como aquel tipo que lo había mimado y lo arrulló entre sus brazos después de cada sesión, era el primero que se había quedado con el hasta el amanecer y el único con el que había compartido la misma cama para dormir.

Por qué si, follaron más de una vez.

Aunque para el la palabra "follar" se quedaba corta ante las emociones que lo llenaron el día anterior, no había sido sexo como en otras ocasiones, se sintió diferente, tan irreal, sé sintió amado...y lo que habían hecho no había sido precisamente follar.

Tal vez era....

Negó una y otra vez sacando esos estúpidos pensamientos de su cabeza, de manera de manera despacia se libero de los fuertes brazos que rodearon su cuerpo, con pasos lentos se levantó de la cama y se dirigió a su baño.

Solo ahí pudo ver el desastre que era su cuerpo.

En su cuello había marcas rojas unas que parecían moradas que descendían hasta su pecho y parte de su abdomen, todo prácticamente todo su cuerpo estaba marcado, lleno de chupetones rojos y algunas marcas de dientes resaltaban en su cintura.
Miró su rostro en el espejo, su maquillaje con trabajo y se había corrido así que se lavo la cara borrando cada rastro de este en su cara, y acto seguido tomo el pequeño recipiente de color naranja que había en el botiquín solo para tomar una pastilla de este mismo.

Una pastilla anticonceptiva.

Las conocía tan bien que cada fin de semana se encargaba de comprar un nuevo paquetito de estas para evitar "pequeñas sorpresas" que llegarían a su vida en nueve meses, ¿que si le hacía daño a su cuerpo? Claro que lo hacía pero el era un espíritu libre y aunque quisiera, cuando los hombres descubrían de dónde venía y en lo que trabajaba simplemente decían "esto no puede funcionar" dejando a Hyunjin con el corazón roto.

Particularmente en aquella mañana se sentía feliz, con ganas de iniciar bien su día con toda la actitud, de su cajonera saco una de sus bragas para colocarsela junto a la camiseta de Changbin que había encontrado por ahí tirada sintiendo su perfume, tan varonil y seductor.

Tal vez debía preparar un desayuno, aunque estaba a punto de abortar la idea por qué no sabía si al menos tenía algo que comer en su refrigerador así que decidió revisarlo.

Huevos.
Tocino.
Arroz.

Perfecto para la ocasión, podría cocinar una especie de desayuno americano o al menos eso intentaría, un café sería la mejor combinación pero desgraciadamente no tenía así que su única solución era pedírselo prestado a su vecina.

Tomó una pequeña taza de porcelana y se colocó sus pantuflas para salir de su apartamento para dirigirse a la puerta de en frente dando leves toques.

No tardó mucho en abrirse y detrás de ella apareció una mujer que sonrió instantáneamente cuando lo vio.

—Hyunjin, buenos días cariño —saludo ella abriendo por completo la puerta.

—Buenos días ajumma —respondio sonriente —disculpe la molestia pero ¿No tendrá una tazita de café que me regale?.

La mujer asintió tomando entre sus manos la taza que Hyunjin le extendía regresando unos segundos después con esta misma pero llena de café.

𝐋O̸𝐕𝐄𝐑𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora