—¡Catra!—Gritó la rubia ofuscada, mirando cómo su novia trataba de esconderse tras las escaleras.—¡Llegaremos tarde!—Recordó. Lo cierto era que la morena había sacado su lado más infantil y desconocido cuando estaban a punto de irse; las maletas estaban en el auto y todo lo que restaba era ponerse en marcha.
El verdadero problema recaía en que la morena había descubierto un creciente miedo hacia Randor, su padre; quien la noche anterior había llamado a la alfa únicamente para advertirle que, si hacía llorar a su hija, tendría su merecido, y lo lamentaría toda su vida.
Por supuesto, Catra jamás lastimaría a Adora, pero aún así era francamente aterrador el tono de severidad con el que lo dijo, justo como un cazador, firme ante su decisión de matar a un pobre animal.
Finalmente la rubia logró arrastrarla hacia el auto entre quejas y terminó en él a regañadientes.
Juntas fueron en dirección a Eternia, con la rubia aún molesta por la actitud de la rubia.
Aunque no duró más de una hora enojada antes de volver a ser la de siempre gracias a un comentario absurdo de la morena sobre su padre.
De hecho, se dio cuenta de lo nerviosa que estaba y de la gracia que el infantilismo de su contraria saliera con eso.
La alfa lograba ver en la rubia un brillo en sus ojos, la alegría que la omega poseía volviéndo a ella con más fuerza, con más vida; como si nada hubiera ganado nunca.
Estaba feliz por su novia, pero sabía que aún faltaba mucho por recorrer juntas, antes de que sanaran por completo, pues, a pesar de que las heridas físicas ya no estaban, las emocionales siempre quedarían ahí, como cicatrices del pasado en forma de pesadillas y temores, como un fantasma del ayer.
Pero también sabía que nunca la abandonaría, que se quedaría hasta el final y que la ayudaría a ser ella de nuevo.
(...)
Grande... era poco.
No realmente, pero para Catra, el simple hecho de estar en casa de los Grayskull's, la hacía sentir un pequeño punto en un imponente y enorme lugar, pues ahí dentro se encontraban nadie más ni nadie menos que la familia de Adora.
Y ella los conocería, y se presentaría como su novia.
Cuando escuchó la puerta principal ser abierta, hizo su mayor esfuerzo para lucir presentable y eliminar todo rastro de nervios o pánico en su expresión.
—¡Papá!—Saludó Adora, lanzándose sobre su progenitor, quien la aceptó con cariño.
—Ha pasado un tiempo.—Dijo como saludo al separarse, observando a Catra y analizándola de pies a cabeza sin decir una palabra. La ojiazul aclaró su garganta.
—Esta es mi novia.—Presentó sonriente.—Te hablé sobre ella, ¿recuerdas?
El hombre puso una mano en su barbilla, mirando a la morena detenidamente y fingiendo pensarlo. Era claro que lo sabía, pues, a los pocos segundos se fingir, habló.
—Catra, ¿no?—La morena asintió.—Eres un poco...—Empezó, sin saber cómo expresarse.—Más pequeña de lo que creí.—Completó.
—Oh, sí. Me lo dicen mucho.—Aceptó la morena sin realmente molestarse, pues era cierto. ¿Cuántas veces otros alfas no habían intentado aprovecharse de Glimmer por su tamaño?—Gracias por dejarme venir aquí, señor.—Agradeció. enviando sus nervios a la parte más profunda de su ser.
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Late -Catradora/Glitra (Omegaverse)
FanfictionCatra estaba harta. No, harta era poco para lo que sentía. Su esposa, Glimmer, era demasiado para ella. No había día desde hace cinco años en el que no se quejara o le gritara por cualquier trivialidad. Hasta que un día, amargo como el café que...