Ella estaba sola.
Quizá no tenía amigos.
Quizá lo necesitaba.
—¿Hola?—Saludó el pequeño moreno. La niña castaña lo miró y Bow notó, sin decir una palabra, que en uno de sus ojos bicolor había una marca violeta, casi rojiza.
—Hola.—Saludó con desconfianza.—¿Quién eres tú?—Cuestionó. No hubo mucho más que decir, su voz era un poco suave, como asustadiza, como ronca.
—¡Soy Bow!—Se presentó con una sonrisa. Si algo sabía bien, era que una sonrisa siempre podía mejorar el día a alguien. Así era con sus papás y con sus hermanos, aunque no los veía mucho.—Mi mejor amiga y yo jugamos aquí siempre.—Comentó.—¿Quieres jugar con nosotros?—Ofreció viendo el garabato de tierra en el suelo, intentando descifrarlo en vano.
Al cabo de unos momentos, la morena asintió, simplemente siguiendo los pasos de su contrario hasta llegar a un árbol cercano. La pequeña de ojos bicolor miró a su alrededor, la curiosidad estando presente en su rostro, quizá sin que ella misma fuera consciente de ello.
—Esta es Glimmer.—Indicó, señalando a la pequeña que observaba con curiosidad, quien le dedicó una sonrisa y un pequeño saludo, a lo que la morena respondió con un amago de sonrisa en sus pequeños labios, sin dejar de mirarla un solo segundo.
—Catra.—Dijo con esa vocecilla diminuta.
Debió haberlo sabido.
Debió haber visto ese amor crecer entre sus tardes infinitas, llenas de juegos y de curiosidad, debió haberse dado cuenta cuándo la pelirosa empezó a pronunciar el nombre de la morena con algo más; ese toque de dulzura que no tenía con nadie, ni siquiera con él.
Y debió haber sabido cuando él mismo decía el nombre de Glimmer como si fuera única en el mundo, porque para el moreno, realmente lo era.
Pero no fue hasta aquella tarde de verano, bajo la sombra de un viejo roble que se dió cuenta, demasiado tarde.
—Bow...—Empezó la pelirosa, revolviéndose nerviosamente en su lugar.—Creo que me gusta Catra.—Confesó, con las mejillas sonrosadas y una mirada apenada en sus ojos, esperando que la entendiera, que la aconsejara como cada vez.
Y lo entendió.
Sintió que su corazón se rompía en mil pedazos. Fragmentos demasiado pequeños como para recogerlos, pero se tragó las lágrimas.
Dolía, por supuesto que dolía. Pero Glimmer era su mejor amiga, al final de cuentas. Glimmer era su todo, la persona que quizá siempre había amado y a quien apoyaría hasta el final.
—Deberías decírselo.—Instigó con una sonrisa que ocultaba casi a la perfección su dolor. Río ligeramente, pues supo que si no lo hacía su voz empezaría a temblar cuando continuó:—Quizá también le gustes.—Dijo mirando a la dirección de Catra, de pie en la lejanía, probablemente inconsciente de todo lo que había en sus mentes.
Los ojos rosas de Glimmer se iluminaron cuando se lanzó a sus brazos en un gesto de agradecimiento puro, como incontables veces antes de esa.—Lo haré.—Dijo suavemente. Pero ese abrazo dolió particularmente en su pecho cuando la pelirosa continuó:—Gracias, Bow.—Le salió increíblemente suave, casi dulce, pero con esa amargura al final que no lo dejaba en paz, pues incluso sin mirarla, podía sentir la sonrisa que pintaba su rostro.
Glimmer se separó suavemente, dejando el fantasma de su calidez en los brazos del moreno, que se esforzó cuanto pudo por sonreír cuando ella lo hizo.
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Late -Catradora/Glitra (Omegaverse)
FanficCatra estaba harta. No, harta era poco para lo que sentía. Su esposa, Glimmer, era demasiado para ella. No había día desde hace cinco años en el que no se quejara o le gritara por cualquier trivialidad. Hasta que un día, amargo como el café que...