#4 El siguiente dilema.

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Observé mis manos tocando el capó del auto mientras esté frenaba en seco evitando golpearme. Mi respiración se escucha agitada a la vez que siento que mi órgano palpitante va a salir por mi boca. La resistencia de mi cuerpo se pierde, cayendo al suelo, golpeando todo el peso contra mis nalgas sin creer que por poco y soy arrollada por un auto. En verdad el miedo te puede llevar a descontrolarte, a no fijarte en tus movimientos., cegándote de la razón.

El seguro del auto se abre a la vez que escucho unos pesados pasos caminando hacia mi.

—¡¡¿QUE TE PASA?., ¿ESTAS LOCA?!!.

Logro escuchar una persona desesperada y furiosa.

Tomé el mayor aire en mis pulmones tratando de recomponerme, ya que mi mirada aún estaba perdida paralizada y lo único que alcanzaba a visualizar era el auto de aquel muchacho pasando derecho del auto que casi me arrolla., fijándome su mirada hasta cerrar la ventanilla del auto.

—¿¡Estas bien!?. —Volvió a hablar esa misma voz pero esta vez más calmada.

Sigo sin pronunciar ni una palabra mirando al lugar donde se va yendo ese auto blanco hasta desaparecer subiendo un gran puente.

Lo he logrado. ¡He logrado escapar!. Apreté mis rodillas hacia mi pecho aún conteniendo el nudo que se hacía en mi pecho al no querer llorar, al no querer demostrar el terror tan íntimo que esto me causaba.

La persona que esta frente de mi se agacha, doblando sus rodillas y permitiéndome ver mas que sus zapatos, unos vans negros., sobre sus rodillas resbalan sus manos delicadas y por ello permitiéndome imaginar que se trata de una mujer.

Subí mi mirada tratando de ver su rostro el cual no lo asimilo muy bien por la luz blanca de las bombillas de su auto, las cuales recaen en toda mi cara. Levanto mi mano para ponerla sobre mi frente y poder descansar de esa terrible luz blanca que casi me quema los ojos. ¡Carajo!!, aún no veía nada, todo era muy nubloso, apenas podía ver sus pies y las manos apoyadas en sus rodillas. Me apoye del suelo tratando de levantarme. Estaba herida, me dolía al intentar tan solo dar el mínimo impulso.

—¡¡Espera!!. ¡Te conozco!. —Escucho su voz emocionada mientras aún intento describir su rostro entre la luz.

—¿Eres...?., ¡Eres la hermana de Karla!.

¿KARLA?. Mis sentidos reaccionaron al escuchar ese nombre "Karla".
—Si, Karla.
Pronuncie apenas retomando mis palabras.

La persona desconocida se acerco unos pasos hacia mi, ofreciéndome su mano para que me levantara del mojado suelo. —¡Vamos te ayudo!, si quieres te puedo llevar al hospital, creo que te lastimaste.

Tome su mano pero de no tener fuerza suficiente para dar el mínimo impulso, está persona lo noto y bajo hacia mi ofreciéndome su hombro para poderme apoyar.
Abrace su torso y esta de un jalón logro levantarme del suelo, tomándome por debajo de mis brazos. Me sujete de esa silueta femenina y fuerte. En un breve instante pude sostenerme a mi misma, me dolían las piernas, sentía mi cuerpo quebrado.

—¿Estas bien?.

Direccione mis ojos en ella quien hizo un pequeño suspiro al ver mi cara., mi cara destrozada, lavada en lagrimas y algunos de mi cabellos cayendo de una manera descuidada. Pero, pero me sorprendí al ver de quien se trataba. Un cabello rubio se acomodaba detrás de sus orejas y sus ojos azules expresaban preocupación. ¿Que hacía ella aquí?.

Afirme con un movimiento de cabeza. Avergonzada de la situación y de la persona frente a mi. Intente doblar las rodillas, para así empezar a caminar y dejar de apoyarme de su cuerpo. Ardían, dolían demasiado al punto que estaba apunto de llorar., ¿como no iban hacerlo?, si golpeé una puerta con estas mismas.

El maldito miedo de vivir en una mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora