#47. Corazones enlatados.

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Unos días después .....

POV's de Erika.

¿Estas segura de hacer esto?.

Pregunte mientras sus caderas se balanceaban sobre mis muslos y su respiración se entrecortaba cada vez que besaba su cuello.

—¿Por qué no lo estaría?.

Mis manos corrieron a tomar su glúteo por debajo de su falda, mientras buscaba de nuevo esos calientes labios. Su largo cabello golpeaba sobre mi rostro y el bálsamo de durazno que humectaba sus labios se colaba sobre mi aliento. Subí hacia sus caderas halando la suave seda que cubría su torso, adentré mis manos por este sintiendo la suave piel a la que cubría, deseaba quitar su blusa, lo deseaba con tantas ganas como nunca lo había deseado en nadie más.

Una de sus manos chocó contra mi cuello sosteniéndolo y casi sintiendo como sus uñas penetraban en el. Me aferré a su blusa y tan rápido la pase por toda su cabellera sacándola de ella.
Alison me observaba inquieta, con su mejillas ruborizadas y sus labios hinchados de tanta pasión. Baje mi mirada de una forma suave hacia su abdomen admirando tal feminidad tan hermosa que tenía a mi vista, un sostén blanco sostenía su pecho, la silueta de su cintura era preciosa al igual que sus caderas.

La tumbe sobre mis sábanas provocando que aquel Mar Rojo de su cabello se esparciera sobre mis sábanas negras, me posé sobre ella y comencé a besar cada esquina de su cuerpo mientras escuchaba como pequeños gemidos salían de sus labios. Mordí las esquinas de su cintura controlando la fuerza que ejercía por las ansias que tenía de hacerla mía.

—Ah. —entonaban su voz.

Deslice su falda por sus caderas hasta bajarla por sus rodillas, unos panties blancos se asemejaban. Tome una ola de aire adelantándome a besar sus piernas, hasta llegar al medio que tanto quería.
Mire su rostro antes de continuar el cual aún seguía ruborizado y respirando agitado con su boca semi abierta. Era imposible detenerme, a ella ya le pertenecía. Retire la blanca seda por sus piernas y no me contuve a pasar mi lengua por su medio.

—Ah. —Pronunció mientras sus piernas trataban de entrecerrar sen.

—Tranquila....—Susurre.

Pase por segunda vez mi lengua esta vez sintiendo su  humedad. Continué y cada vez que escuchaba su respiración aún más agitada sus caderas moverse con tal sensualidad. Y la ferocidad que sentía al tener que sostener sus pierna para que no me apretaran demasiado. Estaba loca por ella, tan loca que no sabía cuándo detenerme.

Subí de nuevo a mirarla mientras trataba de retomar su respiración. Sus piernas continuaban sujetas a mis caderas y su cabello se enredaba por sus muñecas. Era Preciosa. Jamás había visto una mujer tan hermosa como ella. Retire sus sostén bajándolo por sus hombros viendo unos pequeños lunares que tenia empezando la parte de sus pechos en cada uno de ellos. Mordí mi labio tan fuerte conteniéndome en no perderme en tanta belleza puesta a mi vista, ¿como es que ella podía ser tan hermosa, tan perfecta?, parecía una muñeca en un cuerpo de carne y hueso.

Sus dedos se colaron por debajo de mi camisa. —Te deseo, te deseo amor., mucho más de lo que vos pensas. —Salieron esa gozosas palabras de su boca.

Quite mi camisa mientras ella aún envolvía sus piernas sobre mi cadera y baje mi sudadera para finalmente sentir su piel rosar con la mía. Sus manos se aferraron a mi espalda y pronto sentí como sus dientes resbalan sobre mi  cuello.

Estaba completamente desubicada, estaba perdida en ella y en su escultural y suave cuerpo, entre sus gemidos y en decirle lo mucho que la deseaba con todas mis ansias.

•••••••

—No tienes nada por que preocuparte. —

Susurre a su odio mientras ella seguía a recostada sobre mi pecho a la vez que yo acariciaba su brazo y sumergía mis narices en la raíz de sus cabellos.

—Yo resolveré todo.

—¿A que te refieres?.

—Encontrare al hijueputa ese, y le daré una buena muenda para que te deje en paz. Le reventaré los huevos y el bicho para que se pierda y se vaya de la ciudad si es necesario y...

—Ya para. —No eres una delincuente ni estás con los narcos para que hagas ese tipo de cosas.

—No te meterás en problemas.

Dijo penetrando ese verde intenso de sus ojos.

—¿Y entonces?. ¿Que se supone que deberíamos hacer?.
—¿Denunciarlo quizás?, me dijiste que no querías hacerlo.

—Porque no tengo pruebas. No tengo pruebas de nada de lo que ocurrió, la única testigo de todo esto es Karla y ella no estará a mi favor.

—La otra persona ya sabes quien es...,

—Además no creo que hagan nada...

Recosté mi cabeza contra la almohada mirando al techo.

—Puedo ser testigo y contar la vez que casi te atropello por que ibas huyendo de este tipo.

—Por lo menos déjame hablar con tu padre. Para hablarle sobre nosotras.

Alison meneo su cabeza en negación.

—Yo hablare primero con él, es algo que yo misma debo decirle, tanto como e de bo ser la primera persona que lo haga.

—¿¡QUE HAY DE ESE OTRO IDOTA?. —Pregunte enojada.

¿Por qué todos la tenían sobre ella?, ¿por qué todos querían algo que ella no deseaba darles?.

—¿Por qué tienen que lastimarte de esa forma y no me dejas hacer nada al respecto?.

Me senté sobre la cama al rato que sentí sus brazos abrazándome desde atrás aún con su cuerpo desnudo.

—Estoy más que preparada para afrontar todo esto, solo espero el momento preciso para hacerlo.

—Pero te prometo que todo saldrá mejor que lo que lo pensamos. Solo quiero que confíes en mi, y estés ahí.

Abrace sus muñecas que reposaban sobre mi pecho.

—Lo único que quiero es que no salgas lastimada. Es demasiado para ti y para ti. No lo soportaría.

Pronto sentí como sus labios besaban mis orejas dándome cosquillas.

—No hagas eso. —Reí. —No lo hayas., me haces cosquillas. —

Ella reía mientras lo seguía haciendo y no tube más opción que dar la vuelta tirándome encima de ella para hacerle cosquillas pero terminando en algo más que eso.

***
—¿Mañana tienes clase?.

—Te veré después de clase. —sus labios decayeron sobre mi mejilla. Alargó su mano hacia la puerta del auto.

—¿Te despedidas así?. —Hablé sorprendida notando una sonrisa traviesa como respuesta.

—Créeme que quisiese despedirme más explícitamente pero no es correcto en este tipo de lugares. —

Trague en seco casi ahogándome con mi propia saliva, ella si que sabía como enloquecerme.

Sus manos sujetaron mis hombros tan pronto como sentí sus labios deslizándose por mi boca, su lengua colándose en medio de esta y llevándose mi lengua hacia su orificio.

—Ah, —Suspire. —Me vuelves loca, tan loca que quisiese llevarte conmigo y no dejarte ir, nunca.

La hermosa Alison sonrió junto esos hermosos ojos verdes. ¿Enserio la dejaría ir?, no sabía cómo me acostumbraría a despedirme de ella cada vez que tuviese que hacerlo.

El maldito miedo de vivir en una mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora