34# Rota

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Sentí una bocana de frío entrar a mi cuerpo, penetrandome dolor y una ganas inmensas de gritar, pero con la tensión de no poder hacerlo. Me sentí estupida y pisoteada., cansada pero a la vez derrotada. Recordaba la clara imagen de sus movimientos faciales, destruyéndome en pedacitos con sus palabras. Yo misma desapareciendo sin poder hacer nada. Salí corriendo con el corazón en la garganta y las lagrimas cayendo., tratándome de lo peor. No podía hablar, no podía defenderme, me sentía incapaz, me sentía tan débil. Y cuando di unos pasos atrás para intentarlo ya era demasiado tarde.

Pov's Alison
Acababa de cambiar la sim card de mi teléfono., claro que lo iba hacer en el menor tiempo, no iba a permitir recibir llamadas de ese tipo.

Anoche había tomado el valor de devolver la llamada a ese número desconocido, pero descaradamente no fue contestada después de haberme dicho eso. ¿A que carajos se estaba refiriendo?. "Enserio pretendes engañar a todos diciendo que solo son amigas, esa mentira nadie se la cree Alison". Tenía mis dudas., aún no estaba cien por ciento segura que pudiera ser él, aunque estaba segura de que aquel auto blanco estacionado casi frente del edificio era él. También se me pasaba mucho la pregunta de Justin. "Acaso... ¿No te gustan los hombres?". En verdad era una muy mala broma. ¿Acaso estaba siendo tan obvia?.

Tal vez el número desconocido podía ser de Justin, pero..., ¿porque no me lo diría directamente?, también podría escribirme. No creo que Justin haga ese tipo de cosas, o si lo supiera, estoy segura que me lo diría, ¿o no?., por el momento siempre lo ha hecho así. La otra es que sea...

— ¡Disculpe señora!, —Me levanto rápido de la silla del bus dándome cuenta que llegue a mi parada, pero fracasalmente con el montón de gente que hay no alcanzo a bajarme antes de que las puertas se cierren. —¡Shit!. —Aprieto el puño y espero a que vuelva a abrir sus puertas en la siguiente estación. Para mi mala suerte no creo que se detenga cerca, hasta llegar a su siguiente parada la cual es dentro de unas seis estaciones en las cuales no son las suyas.

***
Siendo las 8:20 Am, corro hacia el salón de clase llevando 20 minutos de retraso. Solo espero que el profesor aún no haya llamado a lista.

Entre los estudiantes veo a Ana quien al verme llegar quita su mochila de la silla a su lado.

—Gracias. —Susurré mientras colgaba mi mochila de la silla. Creo que había corrió un par de cuadras y por suerte esta vez se me habían sido mucho más cortas.

—No te preocupes aún no han pasado lista, ademas el profesor ha llegado siete minutos antes que tú. No creo que moleste por ello. —Dijo Ana sonriente. —¿Y como te acabo de ir ayer?.

—Bien. ¿Que hay de ti?. —Relamí mis labios llenando mis pulmones de aire.

—Más que bien. — Te traje algo. —Susurro..

—Que. —Volví mi mirada hacia ella viendo su cabello recogido en una coleta alta y aquel tatuaje de letras en su cuello que dejaba al descubierto. Sus manos corrieron a su mochila pequeña color vino., sacando cierto libro violeta de esta.

—¿Me lo prestarás?. —hablé con cierta curiosidad.

Ella niega con su cabeza. —Te lo regalo.

Aquella sonrisa en mi cara desapareció de lo confundida que había quedado. ¿Por qué me lo regalaría?, lleva coleccionándolos por años.

—¿Enserio?, tengo entendido que es uno de tus libros favoritos.

Ana relamió sus labio inferior pasando sus dedos por el libro y poniéndolo sobre mi escritorio.

—¡Es un detalle!. Quiero ver si también te llegas a obsesionar con estos libros al igual que yo.

Aún no sabía si tomarlo. Tenía entendido que esto era parte de su colección y que lo había conservado por años.

El maldito miedo de vivir en una mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora