#14 La Ruleta.

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Había pasado unas dos semanas en la que casualmente no me había cruzado con Erika.

Pasaba por los fríos pasillos de la universidad hasta tropezar de nuevo con Javier.

—¿Como estás?. —Sonríe poniendo unas flores frente de mi.

—Gracias. —Recibo sus flores. Pero aún no se a que se debe esto.

—¿Y como has estado?.

—Bien., ahí vamos. ¿Que hay de ti?...

—Bien. Bien. Un poco agotado pero más que bien.

—¿Y eso?..¿porque agotado?.

—Estudiar y trabajar siempre es bien agotador y sumando los entrenamientos que a duras penas saco tiempo para eso. Pero pues la vida es luchada y ahí vamos solucionando.

—No sabia que trabajarás.

—Aun hay muchas cosas que no sabes de mi. Confirma el muchacho.

—Eso está más que claro, ¿Y en que trabajas?...

—Trabajo en una escuela de natación, nada particular.. ¿Que hay de ti?..

—No trabajo. Pero... siempre es necesario.

El joven sonríe. —¿Y en que trabajarías?.

— tal vez para una editorial de cómics o como artista independiente...

***
En la tarde llegue de nuevo a mi habitación tirándome en la cama y quedándome dormida.. estos días habían sido agotadores.

—Alison... Alison.  Siento como mi hermana me sacude mientras estoy aún dormida.. —Alison despierta.

—Que quieres... tartamudeé aún sin querer despertarme. —Necesito que me ayudes.

—¿Que te ayude?.... Si más tarde te ayudo, déjame dormir...

—Levántate ya por favor. Necesito que me acompañes a un lugar.

Continué durmiendo ignorando a Karla.

—¡Alison!, ¡Ya despierta por favor!. Apenas son las nueve de la noche.

—¿No puedes ir sola?.

Siento cuando el cuerpo de karla se levanta de mi cama y Justo siento la luz de la bombilla invadiendo mis ojos. —¡mierda karla!!. ¡Apaga eso!!.

—Saldré esta noche a una fiesta. Y no quiero que te quedes sola en estas cuatro paredes. Sabes que mamá no llegara dentro de tres días , al igual que mi padre. —Pienso que es más seguro que vengas conmigo.

—Estoy mucho más segura aquí. En verdad prometo no abrirle la puerta nadie.. ni contarle a mamá que fuiste a una fiesta.

—¡Alison ya levántate!. De pronto siento como las cálidas cobijas son arrancadas de mi cuerpo. Haciéndome sentar en la cama y de apoquito ir abriendo mis ojos hasta ver a Karla completamente maquillada.

—¡vamos!!. Te prometo que la pasaras muy bien.

— Tendré que esperar un montón de horas., eso lo se.

Karla da unos pasos sentándose en la esquina de mi cama. —Te prometo que ya no será así...

Miro a karla esperando que tome mi respuesta como un no.

—Vamos. En verdad es más seguro que vengas conmigo. No se porque te quieres quedar en este apartamento tan sola..
Karla sonríe. —¡Te prestare un vestido hermoso!.

—Sabes que no me gustan los vestidos. —Repito.

Karla se levanta de mi cama con una cara de emoción. —pero este si te gustara. Y de un paso sale corriendo a su habitación.

El maldito miedo de vivir en una mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora