29# parte 1. Mas alla de definiciones tontas.

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POV's Erika.
Aquella mañana donde soñaba con que los pájaros se pegasen en mi ventana, diciéndome que todo saldría bien. Aquella mañana en la que me jugué todo confiando en las mil doscientas oraciones que había hecho cada mañana para que se salvase la vida de mi madre. Por más que rece, por más que suplique y por más horas que la cuidaba entre las sábanas de su cama, ella se fue. Esa mañana en que un pequeño bufido de mi abuela se coló en su garganta despertándome sin darme tiempo de volver a rogar por su vida. corrí hacia su habitación y ahí estaba mi madre mirando hacia la dirección de la puerta, esperando a que yo llegase. Sus ojos iban perdiendo aquel brillo mientras uno de sus dedos se levantaba esperando a que yo lo tomase. Me tire hacia al suelo contra mis rodillas tomando su mano y llevándola a mi rostro. Mi abuela aún sostenía un tazón de sopa en sus manos aceptando que este era el final.

Pensé....que al menos ella mejoraría, pensé que de nuevo me acobijaría con esa cálida sonrisa, aún cuando no se podía ni mover., pero me equivoqué, este había sido su último suspiro.

Mi abuela miraba desconsolada aún con aquel tazón impregnado a sus manos, mientras las gotas de sus ojos caían sobre aquella sopa. Me tire desbastada sobre mi madre esperando sentir su pecho subiendo y bajando, lo que siempre me daba señal de que ella aún estaba viva, pero.... Eso no sucedió en ningún momento, su cuerpo estaba totalmente pausado, sus ojos ya no brillaban, sus manos no intentaban sujetarme y esa sonrisa que me convencía de que todo estaría bien ya no existía.

—¡¡QUERÍA QUE TE QUEDARAS CONMIGO!!!, —Grite una y otra vez. —¡PROMETISTE QUE NO ME DEJARÍAS SOLA!. —Trague mis propias lagrimas.

Estaba devastada hasta que me di un momento para ver a mi abuela cuando esta dijo;

—Su cuerpo ya no soportaba más. Estaba sufriendo. —Las manos de mi abuela se aferraban a apretar el tazón, como si este le diera fuerzas para soportar lo que estaba sucediendo.

Corrí hacia ella quitando la sopa que casi hervía en sus temblorosas manos. La abrace y por más que me doliese sabía que debía aceptarlo. Sabia que no podía ser egoísta, el cuerpo de mi madre colapsaba de dolor y ella lo soportaba para verme una mañana más...
El dolor cada día era más penetrante y las palabras del doctor no funcionaban en mi cerebro., nunca funcionarón. Además de ese montón de pastillas innecesarias.

****

El 11 de diciembre empañaba las delicadas palmas de mi madre con crema mientras las masajeaba., sintiendo sus livianos apretones y esa curva que dibujaba en sus labios cada vez con más esfuerzo. De verla así mi corazón se destrozaba al saber que no podría hacer nada para que se quedase. Solo podía rogar por tener unas horas más.

Cada día había sido una apuesta, había apostado todo para que ella viviera, había apostado todo para ver esos ojos brillando.
Había apostado todo por volver a escucharla reír, hablar, cantar y hacer todo lo que la hiciese feliz.

Pero como toda apuesta había llegado a su final. La había perdido...aunque ella dijiese lo contrario en aquella carta que dejó dentro de una biblia frente a su escritorio, donde acostumbraba a escribir libros llenos de fantasías, amores irrealista y un mundo que nunca existiría. Donde sus manos decaían sobre su computadora y pasaba horas sentada en aquella butaca marrón, tratando de hacer comedia sus historias y riendo de ellas mismas.

Mi amor.....
Ten presente que estaré a tu lado.
Ten presente que no hace falta mi presencia, porque siempre te estaré cuidando.
Te prometo conservarme en tus memorias y especialmente en tu corazón.
Prometo que siempre estaré ahí contigo.
En tus sueños, en tus velos, en tus noches.
Me verás como la luna y al verla sabrás que siempre he estado ahí. Para escuchar tus días enteros, para saber que tus días siempre saldrán bien y si no lo hacen, solo confía en mi, porque siempre estaré ahí para ti.

El maldito miedo de vivir en una mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora