28# Estuve pensando en ti.

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F. Chopin, Nocturne in C Sharp Minor.

Sonaba esta hermosa melodía mientras mi hermana relucía un hermoso vestido rosado brillante, el cual en la parte de su torso desnudaba su espalda recta tanto como sus delicadas clavículas., sus largas piernas eran cubiertas por aquella ceda llegando a tocar sus talones, su melena dorada estaba peinada en muy pequeños rizos. Sus dedos se movían a tal velocidad y con delicadeza en cada tecla del piano., sus manos delgadas caían en un movimiento pausado y peculiarmente hermoso., llevándose todas las miradas hacia el escenario donde ella estaba tocando esta hermosa melodía.

Mi madre secaba un par de lagrimas que salían caían por sus mejillas mientras mi padre grababa muy atento desde su teléfono. Yo no me quedaba atrás., mis labios se habían quedado abiertos y mi cuerpo reposaba en una butaca mientras mi corazón andaba inquieto. En verdad les puedo jurar que nada es mejor que escuchar a mi hermana tocar su piano en ese iluminado escenario. Mordí mi labio inferior mientras lo mantenía dentro de mi boca he inclinaba mi cuerpo hacia adelante. Trague en seco admirando a Karla frente a ese piano. Era realmente hermoso.

Al terminar la hermosa melodía., las delgadas manos de Karla se reposaron en sus muslos, miró hacia el público dando una destellante sonrisa y luego de eso desapareció por los Altos telones color rojos.

Era realmente fascinante.

Mi padre puso la grabación en pausa y se aseguró en que hubiese quedado grabado. Mi madre termino de llorar para luego recostarse en el hombro de su esposo. Rodee mi abdomen con mis brazos mientras mis ojos aún seguían perdidos sobre el oscuro lugar.

Las claras luces relucieron de nuevo., donde apareció una chica con unos anteojos, de cabello rizado y de piel morena, quien delante posicionaba un violonchelo color madera.

Cerré mis ojos por un momento, sintiendo el bello sonido de su instrumento, de nuevo siendo cautivada por una leve melodía.

Recordé ese breve momento en que por alguna razón corría por los pasillos de la vieja escuela de música de Karla. Viendo su olvidado piso de madera con algunas grietas. Las paredes blancas un poco manchadas., los salones vacíos llenos de instrumentos algo anticuados., las repisas con sombras de notas y polvo de tiza blanca regada en el suelo. Seguí caminando hasta que mis piernas se pausaron por una melodía de un violenchelo. Eso fue como si me hechizasen, a pasos pausados llevándome hacia donde venía. Entre al salón con oscura madera descubriendo esas blancas manos que la tocaba. Ese cabello negro azabache que no lograba tocar el lóbulo de su oreja pero... un mechón de su cabello saltaba en su mejilla. La delgada línea de su cara relucía al tanto que me llevaba a ver ese rojo de sus labios, que eran tan increíble, que jure que era una mentira el color que poseían. Sus dedos dejaron caer la vara con la que tocaba al suelo y esos grises ojos se detuvieron en los míos.

Abrí mis ojos volviendo a retomar el aire, ubique mis manos al lado de la silla tomando un impulso para levantarme sin dejar que la melodía de su instrumento finalizara. Entre la oscuridad de las escaleras subí cada una de ellas cuidando mis pies con que no tropezaran, llegando a una puerta de metal negra donde de un impulso la abrí y salí por aquel pasillo bañado por una alfombra roja pisada por varias personas las cuales demostraban algún talento u otros eran profesores de música. Camine a pasos largos y salí del lugar dejando atrás aquellos hermosos talentos.

***
El sol del atardecer apuntaba a mi cara mientras aquel sonido del piano seguía en mi cabeza.

Quería sentirme segura., dejar escapar esa cierta ansiedad que me consumía, quería ser capaz de respirar. Y por un momento... por un momento olvidarme de todo.

Mis pasos se sentían más tibios con cada pisada, mientras mis ojos se entrecerraban por los rayos casi naranjas.

Por un momento mi vida pasaba por mi memoria como si debiese de alguna forma reflexionar sobre esto. Todo eran pequeños instantes con voces y emociones impregnados. Todos eran momentos elocuentes ... que me llevaron a hacer lo que soy y siento ahora. Y algunos de esos recuerdos, solo algunos, quería volverlos a repetir. Esos únicos en los que no tenia que preocuparme por nada, nada más que por vivir y esperar a que se cumpliese una vida planeada por mi infancia.

El maldito miedo de vivir en una mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora