31# parte 3. Corazones Inocentes.

87 7 2
                                    

POV's Erika.

Una vez más la vida me volvía golpear...

Despertaba en una de las habitacion con olor a hospital, de nuevo sentía esa aterradora sensación . Prefería sentir ese perfume a metal oxidado y humedad en las paredes de aquella cárcel.  Pero una vez más la vida me acorralaba en estas paredes.

Al abrir mis ojos me encontré con la presencia de mi hermano a quien se le veía alguna lagrimas en sus ojos mientras caminaba con prisa de esquina a esquina sobre aquella habitación donde me encontraba acostada.

Esto ya se había ido a mayores, esta vez no era capaz de levantarme a tomar a mi hermano menor por los hombros para decirle que todo estaría bien. Esta vez no era capaz de decirle que sacara sus manos de sus bolsillos para que me abrazase. El golpe había sido mas fuerte de lo que me imagine.

—Erika... —Le escuche decir a Diego tan pronto como abrí mis ojos corriendo hacia mi.
Ubicó de nuevo su trasero casi sentándose en mi pierna izquierda. Y ese pequeño golpe esta vez era suerte, de nuevo la vida me recordaba que no todo estaba mal. Ya que al menos podía sentir mis piernas a excepción de la parte superior de mi cuerpo.

—Te he dicho que no pongas tu cochino trasero en mis piernas. —Balbucee desde mis adentros.

—¡ERIKA!. —Volvió a exclamar., esta vez dejando ver las lagrimas colándose por las comisuras de sus labios. —¿Que HIJUEPUTA MIERDA HICISTE?, ¿QUIEN HIJUEPUTAS TE HIZO ESTO?. ¿QUE MIERDA DE DEMENCIA HICISTE ESTA VEZ?, ¡ERIKA!!. ¿Acaso esperas dejarme solo?. Tu no eres la única que ha sufrido por la muerte de mama ni de mi abuela..., también yo lo he hecho, me ha dolido hasta el hijueputas. pero he aprendido a enfrentarlo gracias a ti. —Escuche cuando su nariz daba pequeños sorbos y sus lagrimas no dejaban de cesar., como sus ojos se volvían opacos y se perdían entre la gravedad...

—Erika..., somos tu y yo contra este mundo. ¿¡Qué pasa!!?, ¿¡Tengo que recordártelo!?.

Mi garganta se ponía con más re sequedad a la misma vez que se rasgaba al intentar tomar la ultima gota de humedad de mi boca. Escuchando aquella verdad que tanto temía escuchar y que con tanto desespero la había dicho Diego...

No era la única persona que estaba afrontando esto., había alguien mas.

Había alguien más que necesitaba de mi....

Había alguien más que tuvo que aprender a resistirlo porque estábamos juntos en esto...

Había alguien más... que estaba pasando sus noches desvelado, pensando en lo que pudo ser....

Diego y yo éramos una sola persona y desde muy jovenes habíamos aprendido a tomar nuestras batallas juntos., aun así cuando papa decidió que Diego viviría en su casa y mi madre decidió que yo viviría con ella. Y las pocas veces que pasábamos juntos sabíamos que éramos uno solo y que nuestras luchas serian parte del otro, que nuestros dolores y clemencias la sentiría tanto el uno como el otro, y que en los peores caminos debíamos ir tomados de la mano para así nunca perdernos.

"¿Dime quien es ella?. ¿lastimarías a aquella persona?. ¿Estas dispuesta a quitárselo solo porque haz fracasado en la primera?."

"¿Confías en ella?"..

Cerré mis ojos recordando mi mirada cansada frente aquel espejo, las manos de mama sobre mis hombros.

Solo tengo miedo....

Tengo mucho miedo...

"La respuesta es SÍ. Debes confiar en ella. Por que ella es mucho más de lo que tú no te alcanzas a imaginar."

El maldito miedo de vivir en una mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora