27#Susurros suaves.

83 6 0
                                    

POV's Alison.

6:00 AM.

Habíamos madrugado, para cada quien seguir con sus obligaciones.
Camila me dejo en mi apartamento y condujo hacia su trabajo.

Aun no habían llegado mis padres y mucho menos estaba Karla en el desolado apartamento. Fui hacia mi habitación para verla tal cual como la había dejado. No espere ni un segundo para tirarme en la cama arropándome con mis congeladas sabanas. No había dormido bien, había sufrido un ataque de pánico el cual tuve que ocultar para que Camila no se diera cuenta., claro que ella durmió de maravilla.

Pensé en las mil cosas que había hablado anoche con ella, haciendo a mi mente sobre pensar tanto que no conseguí alcanzar el sueño. No logre quedarme dormida por mas que me sentía muy cansada. No había dormido nada., por estar mirando al techo y ocultando un par de lagrimas que salían. Aliste mis piernas para dar un pequeño brinco para así levantarme de la cama caminando con mi mirada arrastrada hacia el baño. Repose mis manos sobre el lavamanos y presentí que tal vez... tomar una ducha me ayudaría a poder descansar.

Mientras el agua caía sobre mis manos note las pequeñas benditas que había puesto Javier sobre mis nudillos, aquellas se despegaban cada vez mas con cada gota que caía, al par que sentía un leve y dulce ardor entre ellas. Quite las pegajosas benditas para notar aun pedacitos de sangre que había olvidado limpiar. Las heridas aún seguían allí y dolían más que ayer. Así se siente cuando te abren una herida., las heridas duelen más frecuente con el tiempo, para cuando decides abrir los ojos y darte cuenta de todo., de lo que decidiste ocultar para que no doliera en el momento, pero a causa de ello la herida se vuelve más y más grande tanto como el dolor se vuelve más penetrante., Hasta que nuestro llanto interno sale a relucir en nuestro rostro., nuestros ojos se resecan por aquellas lagrimas de angustia. Realmente las heridas duelen más con el tiempo. El tiempo que nos insistimos a nosotros mismo que NO ha pasado nada malo para no hacernos daño, pero no nos damos cuenta del daño que ya nos estamos provocando al crear una herida mucho aún más grande.

Logre dormir solo unos pocos minutos después de haberme bañado, diría que unos 30 minutos. No podía seguir haciendo lo que no había logrado hacer anoche., en cambio tuve que prepararme para ir a estudiar tratando de tapar las horribles ojeras bajo mis ojos y disimulando mis ganas de no querer salir hoy, ni hacer nada que requiriese la mente. Puse sobre mi cabeza una gorra azul oscura para poder reposar mis ojos del día tan soleado que estaba por comenzar.

Ese día camine más rápido hacia la estación del bus puedo decir que casi corrí con una gorra color azul en mi cabeza para que nadie me notara pero era realmente imposible por mi cabellera color cobrizo. Me senté en una de las sillas del autobús cuando vi un chico alto y fornido marcando con su tarjeta la taquilla del bus. Sentí un leve susto pensando que era él, pero cuando me fijé bien en su rostro volví a respirar, no era él en lo absoluto.

Después de unos 25 minutos llegue a la parada, donde bajando por una calle llegaría a la universidad, camine a paso rápido y no mire a ninguna cara que se me cruzara. Hasta sentirme segura en el salón de clase el cual había llegado media hora antes de comenzar la clase.

Mi teléfono resonó en mi bolsillo obligándome a despabilar. Lo puse frente a mis ojos para ver un número desconocido, de los cuales nunca acostumbro a contestar., pero esta vez el impulso de saber que era o quien era., me ganó.

—¿Hola?.

Esperaba que saliese alguna voz del teléfono, pero no lo hacía. Ubique mis codos en el escritorio para esperar otros tres segundos
Pero nada.... Muy pronto mis tímpanos lograron escuchar una respiración que tan pronto como la escuche preferí colgar el teléfono. Esto era una mala broma de verdad que sí.

El maldito miedo de vivir en una mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora