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Después de lo sucedido YoonGi volvió a irse sin despedirse y no lo volvió a ver por casi cinco días, tampoco se animó a llamarlo por el pensamiento de ser una molestia para el mayor, pero cada noche después del trabajo sostenía su móvil sobre su pecho mientras yacía recostado en su cama, esperando tal vez algo que no pasaría y también, algo que no pensaba del por qué lo quería. Esos últimos días después de verlo, no dejaba de pensar en sus palabras y en la manera en la que su voz se suavizó en ese instante; creía algo absolutamente estúpido, como que tal vez le gustaba al escritor o que en algún momento sucedió, pero eso sería ridículo de su parte, el creer que al amigo de su novio le gustaba. YoonGi nunca había sido muy social en la universidad, pero solo conocía ese lado, esa etapa; no tenía idea lo que podría ser ahora y tal vez por eso, se sentía como un enigma. Nunca se había sentido confundido desde que estaba con Taehyung, nunca había tenido en sus pensamientos a otro que no fuera él, pero últimamente no dejaba de pensar en otro hombre y en un beso de solo una noche, una caricia que quedó en tensión y no recibiría más que eso, de alguien prohibido, como es Min YoonGi.

Recordarlo de nuevo le hizo cerrar los ojos y abrazar su almohada después de dejar su móvil al costado. Apretó el suave objeto cuando pensó de nuevo en las manos del azabache recorrer su espalda en ese momento que lo tenía alzado a él, contra la pared y su cuerpo. YoonGi no tuvo vergüenza de tocarlo en el pasillo de su departamento; pudo sentirlo hasta más caliente que él mismo y eso solo lograba que su pene palpitara dentro de su pantalón pijama, provocando deseos de tocarse pensando en él.
Podía recordar perfectamente la boca de YoonGi y su calida lengua acariciando la suya; tan suave y caliente que le hacía pensar lo que sería tenerlo rodeando uno de sus pezones.

— No pienses eso... —se dijo a si mismo, ocultando su rostro contra la almohada mientras jugaba con su pene erecto por debajo de las sábanas— N-No... —sus pensamientos sobre el azabache cada vez eran más intensos y tal vez no debió seguir leyendo ese libro obsequiado, porque ahora sólo podía imaginarse a ellos siendo los protagonistas de tales escenas eróticas— Y-YoonGi... —era extraño decir ese nombre y no el de su novio, pero le gustaba mucho más, porque era nuevo, porque era cautivador.

Alejó la mano de su pene para quitarse su pijama azulado, sintiendo demasiado calor en su cuerpo cuando volvió a tomar su hombría y masturbarse, subiendo y bajando, dando círculos en su glande que le provocaba espasmos. Abrió sus piernas y arqueó su espalda, imaginando a YoonGi en medio de ellas, abrazando su espalda mientras le besaba el pecho con suavidad y le sonreía divertido por su excitación; se veía tan realista, se veía genial y no sabía hasta cuánto podría aguantar si seguía pensando en él.
Cerró sus ojos por un segundo, teniendo la idea de llamar a su novio para saciar sus ganas, porque el pudor no dejaba que llamara al verdadero dueño de su reciente deseo y sin mirar el registro de llamadas, presionó el botón, esperando ser correspondido. Pero de repente todo su cuerpo se tensó por completo cuando la voz de Min YoonGi fue el que respondió y al ver su móvil se sintió un jodido estúpido.

¿Por qué me llamas a éstas horas de la noche? —se notaba algo molesto y adormecido, haciéndole imaginar el cómo estaría, volviéndose loco— Jimin... —su voz ronca le erizó la piel, logrando que cerrara por unos segundos sus ojos y moviera accidentalmente su mano, soltando un jadeo que dejó completamente perplejo al azabache— Jimin, ¿qué...

— YoonGi... —su gemido le causó cosquillas al otro— Lo lamento; no quise llamarte, pero... Necesito ayuda.. —gimió de nuevo al final y YoonGi le dió un apretón a su rodilla por eso.

Realmente no estaba dormido; estuvo dando vueltas por su casa con la idea de crear algo nuevo para un libro y por el calor de la noche solo usaba su short negro. Su casa yacía con poca iluminación porque así lo quiso y solo la luz de afuera en donde su piscina estaba era la que iluminaba un poco la sala, en donde se había sentado para responder la llamada que lo puso nervioso al recibirla. Y creyó que Jimin querría hablar de lo que dijo hace cinco días, pero ahora estaba escuchandolo gemir del otro lado de la llamada, provocando que su pene se alzara dentro de su pantalón.

•┈┈┈••✦Amores Cruzados✦••┈┈┈•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora