15

1.2K 92 48
                                    

Cuando Jimin alejó su mano y retrocedió, supuso que estaba acabado, que tal vez no debió ser tan directo, pero ya no había vuelta atrás; esto es lo que era, lo que quería y si no era correspondido, no insistiría. Mantuvo sus labios presionados mientras el menor le daba la espalda, dándose cuenta que se tocaba la mano la cual besó y seguramente yacía anonado por sus palabras, sin embargo, no quería detenerse ahora que soltó aquello desde lo profundo de su corazón. Lo amaba y siempre lo amó, incluso cuando sabía que no era mutuo, incluso si lo podría destrozar al saber lo débil que era con su presencia; no quería bajar los brazos y decir que se equivocó, que era un desliz; estaría dispuesto a sacrificarlo todo si obtenía un sí.
Se animó a acercarse, tocando la pequeña cintura por encima de la sudadera, logrando así que el menor volteara de nuevo a verlo y subió sus manos hacia los brazos, manteniendo la mirada sobre la mano de Jimin que cubría por timidez; la tomó de nuevo en las suyas, dejando un beso sobre la palma antes de llevarla a su pecho desnudo, en la zona de su corazón. Pero debido a sus nervios fue que se abrazó a Jimin.

— Estoy enamorado de tí...—confesó de una vez por todas, sintiendo como si su cuerpo se relajara por completo después de decirlo y un toque de alegría lo carcomió por dentro, porque al fin tuvo el valor de hacerlo. Sin embargo, no dejaba de tener miedo al futuro.

— ¿Desde... Desde cuándo? —No podía creerlo; realmente se le hacía difícil, porque jamás lo había esperado, incluso si los sentimientos del azabache habían sido tan evidentes desde tiempo y más intenso en esos días que lograron verse. No podía creer que era tan estúpido como para no darse cuenta de las cosas que sucedían a su al rededor.

— Desde el día en que dejaste caer tus cosas fuera de aquella cafetería... desde ese fue como si iluminaras mi corazón; me hiciste creer que el amor si podía existir sin importar el sexo. —tragó saliva, dando un pequeño apretón al pequeño cuerpo que sostenía al sentirse igual de nervioso que antes y creyendo que decía ridiculeces— Incluso si sabía que no tenía oportunidad, me aferré a un tú y yo, a un nosotros que no podía ocurrir nunca. Estabas con alguien más y tu corazón le pertenecía, y pertenece a otro. Pero no me importó pensarte cuando te sentía ajeno, no me importó amarte mientras otro ya lo hacía y no me importa ahora decirte esto, después de haberme comportado como un imbécil hace días. —se alejó solo un poco para sostener el rostro de Jimin, que lo miraba como un ser maravilloso e increíble, pero al mismo tiempo con temor— Sé que es muy rápido para tí, pero quiero sacrificarme por esto que siento, quiero hacerte felíz y demostrarte lo mucho que te amo, que te deseo. Si me das la oportunidad yo...

— Esto no puede ser... —susurró el menor, débil, y sin fuerza, creyendo que estaba delirando por sentir tantos nervios y miedo a confiar de nuevo en alguien más— Eres el amigo de TaeHyung y lo fuiste desde mucho antes de conocernos. No puedes dejar eso por mí y y-yo no puedo dejarlo... por tí.

— ¿Por qué no? —su corazón ya sentía ese pisotón leve, pero no quería dejarlo ahí; quería terminar completamente destrozado si es que así debía de ser.

— Porque él y yo somos pareja, porque hace tiempo que estamos juntos.. No puedo dejarlo por haberte hecho ilusiones, por haberte provocado así y yo... —alejó las manos que sostenían sus mejillas, haciéndose a un lado y sintiendo sus párpados arder por las ganas de llorar— Yo lo lamento.

Cuando quiso irse YoonGi lo detuvo al tomarle la muñeca, volviendo a traerlo a su cuerpo frente a él, notando lo nervioso que estaba Jimin y el como sus expresiones, su respiración e incluso su mirar decían lo contrario a lo que su boca soltaba— Sé que no quieres dejarlo por el tiempo, pero no lo amas, ya no...

— YoonGi...

— Si lo amaras no hubieras venido cuando te cité, no hubieras escuchado lo que te dije hasta ahora y no estarías apretándome como si no quisieras dejarme ir... —acercó el cuerpo del menor cuando quiso quitar las manos de sus hombros, chocando sus pelvis mientras sus propias manos le apretaban la cintura— Sé que no soy el mejor candidato, pero yo-... —el menor le cubrió la boca con su mano, sorprendiéndolo por eso y también por las lágrimas que se deslizaban por si solas, por la tristeza que emanaba.

•┈┈┈••✦Amores Cruzados✦••┈┈┈•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora