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Jimin no había aparecido en su hogar en todo el día de ayer, tampoco apareció en la mañana siguiente y eso en cierto modo no le había gustado para nada. Regresó para hacer las cosas bien, incluso si flaqueó por la debilidad hacia Jungkook, pero su novio tampoco se lo dejaba fácil y lo supo desde que no respondió sus llamadas cuando estuvo en Los Ángeles y ahora mismo cuando quería saber de su paradero. Tenía la certeza de que tal vez estaría con Seokjin, porque no tenía otro amigo que éste, sin embargo, cuando llamó al mayor le negaba que estaba con él y no le creía, porque Kim siempre lo aborreció; ni siquiera tenía vergüenza de mostrar su desprecio hasta a través del celular. Suponía que ahora era peor su odio, porque probablemente Jimin le contó sobre lo que había pasado y seguramente le llenó la cabeza con ideas negativas para que no volvieran a ser la pareja que fueron; sentía eso, que algo o alguien estaba influenciando a su novio para que lo tratara así. Pensar de está manera le hacía sentirse un hipócrita, por realmente no tenía derecho a reclamar nada y aún así, creía que estaban siendo injustos.

Cuando sintió el ruido de la puerta de entrada fue directo a enfrentarlo, mostrándose molesto ante la serenidad con la que venía, pero quedó totalmente sorprendido al ver el negro cabello que traía, y no el rubio tan bonito de siempre y el delineado a estilo natural que llevaba, es decir, yacía maquillado de una manera muy bonita; algo que nunca había intentado.
El ahora pelinegro, lo saludó con una sonrisa como si nada pasara y eso lo dejó anonado, mucho más cuando le pidió disculpas por no haber llegado el día anterior mientras se dirigía a la cocina con las bolsas de compra; eso lo dejaba todavía más extraño, porque actuaba como si nada hubiera pasado.

— Fui temprano al mercado y pedí tus galletas favoritas. —le comentó con una dulce sonrisa en el rostro, sacando las chispitas de chocolate de la bolsa— ¿Ya almorzaste? Quería cocinar algo rico para los dos.

— ¿Por qué actuas así? —al verlo confundido decidió acercarse más, quedando en frente de la isla de la cocina— Creí que estabas enojado.

— Estuve con Seokjin en su casa y hoy temprano decidí hacer compras; disculpa si no te avisé.

— ¿Y de paso a teñiste tu cabello?

— A veces hay que cambiar un poco, ¿no? —la sonrisa no dejaba su rostro y aunque le gustaba verlo así, lo sentía totalmente extraño.

Taehyung se acercó lentamente a él mientras lo observaba lavar las verduras; en su expresión se notaba su arrepentimiento, porque nunca buscó hacerle algo tan cruel al chico que lo había amado incondicionalmente por años y a veces creía que la mejor solución era dejarlo ir, que alguien merecía amarlo de verdad, pero al mismo tiempo se rehusaba a ello; Jimin lo amaba, ¿por qué lo dejaría por alguien que solo lo buscaba para sexo y él caía como un idiota? Jungkook no era más que un aniñado que siempre lo quería todo sin importar las consecuencias y por hacerle caso estuvo al borde de destruir aquello que creía poder arreglar. Pero trataría con todas sus fuerzas de que eso no volviera a pasar.
Abrazó a su novio por detrás con demasiada necesidad, ocultando su rostro en el cuello del menor, dándose cuenta que detuvo sus acciones ante eso y le preguntaba si estaba todo bien. No le respondió al querer estar así en silencio, recordando lo mucho que lo amó en el pasado y la intensidad de su relación; entonces sonrió con demasiada ternura al recordar lo felices que eran.

— ¿Quieres salir a cenar mañana en la noche? Yo invito.

— ¿Dónde iremos? —aunque no quería, apoyó sus manos sobre los brazos de Taehyung, dejando que éste lo acariciara.

— Donde mi chico quiera.

Jimin lo pensó unos segundos, recordando el restaurante al que fue con Seokjin y terminó saliendo de allí con Min YoonGi; entonces sonrió como si estuviera planeando algo maligno, porque sabía perfectamente que el escritor recurría a esos lugares— Ya sé dónde.

•┈┈┈••✦Amores Cruzados✦••┈┈┈•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora