•┈┈┈••✦Amores Cruzados✦••┈┈┈•

18

— ¡¿Vivir con nosotros?!

La manera en la que reaccionó le hizo entender a Seokjin que no le había gustado la idea de que Jimin se quedara por unos días y eso le entristeció un poco; no quería que su mejor amigo viviera en un departamento feo e inseguro, pero tampoco quería hacer algo que su esposo podría no estar de acuerdo. Sin embargo, trató de ser lo más tranquilo posible para decirle a Namjoon lo que pensaba, notando al instante como para expresión de su esposo se suavizaba a medida que lo escuchaba. Sabía con certeza que el hecho de que Jimin se quedara en su casa sería el no tener relaciones y no andar con poca ropa por los pasillos, ya que el respeto debía ser mutuo, incluso si la casa era de ellos; no quería darle un disgusto al menor que acababa de separarse y Namjoon tenía en cuenta es, por lo que ese fue el problema. Si bien serían pocos días, él mismo no tenía mucho tiempo para estar con su esposo debido al trabajo y a veces, por las noches jugaban un poco y se divertían con nuevas cosas, pero eso cambiaría ahora. No es que era alguien desesperado por tener sexo, pero Jin era su adicción y el amor de su vida, por lo que le sería muy difícil no tocarlo cuando esté cocinando, tenerlo encima cuando estén sobre el sofá o poner la mano en su pierna cuando se siente a su lado.

— Por favor, amor..—Seokjin le acariciaba el pecho; sabía como manipular a su esposo con caricias que le hacían ganar y Namjoon sonrió a penas al haberlo notado— Solo será hasta que busque un bonito lugar cerca del trabajo y luego ya podremos volver a nuestra vida normal.

— Y yo que tenía una sorpresita para tí esta noche. —lo observó con una indignación fingida que hizo bufar a su esposo mientras lo abrazaba del cuello y apresó su cintura cuando hizo eso; era tan difícil mantener la calma si su hombre yacía sobre su regazo— Está bien, amor; que se quede en casa. —el mayor se sintió sumamente feliz de que haya aceptado, tomándolo de las mejillas y dejando besos en sus labios mientras le decía lo mucho que lo amaba, algo que hacía latir demasiado fuerte el corazón de su amado— Lo que menos quiero es que te molestes conmigo por no complacerte..

— Entendería de todos modos si te molestas, cariño...—sonrió con maldad, volviendo a acariciar ese pecho fornido que lo dejaba babeando cada vez que podía, sintiendo la perversión de la mano de su esposo que disimulaba al bajarla hacia su trasero— Ya no podrás tocarme cuando quieras..

— ¿Y eso le hace gracia, señor Kim? —yacía molesto, aunque lo fingía y el mayor lo sabía.

— De hecho no... —su posición cambió completamente; de repente ya no tenía sus piernas sobre el regazo de su esposo, sino separadas, mientras su culo podía sentir la erección del otro y lograba estremecer su cuerpo por completo— El hecho de no sentir tu pene dentro de mí, me parece una tortura. —las manos de su esposo apretaron sus glúteos con fuerza, haciéndole jadear y pegar su pecho con el otro— Pero siempre habrán momentos en los que podrás follarme como tu quieras..

— Jinie... —jadeó, sintiendo como su hermoso esposo rozaba su trasero sobre su erección, logrando solo que su excitación aumentara y el hecho de que estuvieran en un lugar público como la terraza, y en que en cualquier momento alguien podría aparecer, le pareció aún más excitante— Me vuelves loco... Desde hace diez años que me vuelves loco.. —su esposo lo besó en los labios, jadeando en su boca mientras se movía sobre él con necesidad, volviendo a retomar el juego en su oficina hace horas atrás.

— Y aún falta más, en los que solo serás mío y yo tuyo... —le susurró en los labios, volviendo a tomarlos en un beso necesitado que se fue por las manos y ahora, su esposo lo tenía sobre la mesa, bajándole el pantalón— C-Cariño...

— Tranquilo, amor; será rápido. —metió uno de sus dedos dentro de aquel agujero, escuchando el pequeño jadeo de su esposo y dándose cuenta lo dilatado que ya estaba, dándole una sonrisa a su rubirizado chico— Creo que debemos pasarnos esta parte.