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Hace siete años atrás.


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Los chicos Daegu ingresaron a la Universidad de su capital con entusiasmo; decidieron estudiar en la misma ciudad, y siendo afortunados de ser aceptados fue que tomaron sus pertenencias, despidiéndose de sus respectivos padres, tomando el primer tren que los llevaría a la capital para comenzar una vida nueva en donde se harían cargo de si mismos mientras cumplían su deber de estudiar y enorgullecer su familia. Es así como Min YoonGi y Kim Taehyung pensaron e hicieron mientras desempacaban sus cosas en el cuarto compartido que les ofrecieron en los departamentos universitarios. Los dos solían ser los típicos excluidos desde pequeños, pero juntos crearon una amistad inquebrantable y los nueve años que llevaban juntos como amigos era la prueba de ello; nada podría separarlos, ni siquiera un amor ridículo de universidad... o al menos eso creía Yoongi. 

— Las clases comenzarán mañana. ¿Qué dices si vamos a comer algo? —Taehyung acarició su barriga mientras sonreía de esa manera encantadora que tanto lo caracterizaba.

— Tengo que ordenar mis cosas, Tae; los libros,  la ropa-

— No me digas que traes todos esos libros aquí... —la expresión del azabache le hizo saber que así era; lo único que hizo fue bufar con fastidio, como si estuviera cansado de eso— Creí que al menos aquí en Seúl harías algo distinto a lo que siempre.

— ¿A qué te refieres?

— A que siempre estás con tus libros o con cualquier cosa que no incluya personas a tu alrededor. ¿No has pensado en conocer a alguien? ¿Enamorarte? —YoonGi seguía viéndolo sin decir nada, sintiéndose nervioso ante la idea del amor y otras cosas que incluyeran estar íntimamente con alguien que ni sea de su circulo social—¿O al menos follar?

— Vine a estudiar, Taehyung; a eso hemos venido ambos de hecho, no a conocer personas... —acomodó sus lentes en el transcurso hacia su cama, sentándose allí para abrir la maleta pequeña con sus libros, logrando que su mejor amigo rodara los ojos— No tengo tiempo para enamorarme y todas esas tonterías que podrían distraerme de mis objetivos para el futuro. Hazlo tú si quieres, pero no me pidas que haga lo mismo.

No es que Taehyung odiara los hábitos de su amigo, el apreciaba cada cosa que a YoonGi le gustaba hacer e incluso lo hacían juntos, pero ahora que tenían diecinueve años quería al menos tener más libertinaje que cuando estaba en su pueblo y tener sexo sin que nadie lo supiera no sea tan complicado; quería experimentar muchas cosas y el hecho de que su compañero, su amigo más fiel no quiera acompañarlo le jodia un poco. Sin embargo, no arrastraría al pelicastaño a sus tonterías... Al menos no ahora.
Y mientras él averiguaba lo que podría hacer después, YoonGi pensaba en lo que le había dicho su amigo sobre enamorarse. Siempre creyó que el amor destrozaba, que era una mentira cruel que el humano disfrazaba solo para tener con quien follar, llenarse de caricias, autoestima y aprovechar hasta donde más se pueda del otro para después cansarse y abandonarlo todo como si no valiera cada segundo que se perdió. Aun así experimentar el amor era algo que deseaba muy en el fondo de su corazón y todo eso lo plasmaba en cada hoja escrita oculta debajo de todos esos libros que tanto molestaban a su querido amigo.

(...) 

Cuando terminó de acomodarlo todo fueron a una cafetería cercana a la Uni siguiendo los pasos del GPS. , una vez dentro Taehyung fue a pedir las bebidas mientras que el se sentó afuera del local solo por disfrutar el correr de esa brisa fresca; amaba cuando las mañanas solían ser refrescantes, que el sol resplandeciera sin intensidad, apreciaba la belleza de la naturaleza a su al rededor... Simplemente perfecto para beber un simple café en un lugar nuevo, en un clima tan hermoso... pero ese pensamiento se esfumo cuando escuchó el ruido familiar de hojas, y libros caerse a su lado, cuando volteó a su costado había un chico arrodillado juntando sus carpetas mientras se insultaba a sí mismo por ser un torpe. Sin pensarlo se dirigió hacia a él a ayudarlo con sus cosas, notando su silencio tan rápido como llegó, pero a pesar de ponerse nervioso por eso siguió ayudando con lo fue faltaba y poniéndose de pie sin dejar de ver las copias de platillos extranjeros plasmada en las hojas. Se las extendió rápidamente cuando sintió que lo miraba, escuchando como le agradecía su ayuda y fue entonces que lo observó cuando la voz ajena lo cautivó; tan dulce y suave a pesar de ser un hombre, perdiéndose en aquellos ojos negros y grandes... era simplemente tierno de ver.

•┈┈┈••✦Amores Cruzados✦••┈┈┈•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora