𝒱𝑒𝒾𝓃𝓉𝒾𝒸𝓊𝒶𝓉𝓇𝑜

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Nadie se había dado cuenta de la desaparición de Jisung, ni Minho; decían que era de mala suerte ver al novio una semana antes de la boda.

El día de la boda llegó y Jisung no aparecía por ningún lado, nadie sabía dónde estaba.

El rey Han fué á su alcoba a buscarlo, pero no lo encontró, solo vio el pequeño anillo tirado debajo de la cama.

Pasaron los meses y el príncipe desaparecido no daba señales de vida; todos estaban preocupados por él y más su amado, todos los días salía a buscarlo por horas, lo esperaba en las noches, pero nada.

Minho lloraba todos los días; cuando finalmente pudo ser feliz, todo se fue a la borda.

Minho y Felix un día salieron a buscar a los alrededores del castillo, pudieron ver un joven muy pálido, su cara no era visible, pero no creían que fuera el príncipe perdido.

Por la desesperación buscaron al mejor brujo, el cual les dijo que Han estaba bien, pero ya no estaba completamente vivo.

-Temo decirles que un emperador compró mis servicios para transformarlo en la criatura más letal-

-¿Qué podemos hacer nosotros también para convertirnos?- preguntó el rubio

El rubio y el castaño no podían creer lo que el brujo pedía.

Abandonar sus anteriores vidas y ser su ayudante/ esclavo del mago por 15 largos años.

Minho no dudo en aceptar la oferta, haría lo que sea para estar con su amor.

-Lix, esta bien si no lo haces, tú tienes a Hyunjin y a Chris, necesitas estar con ellos.-

Minho firmó el contrato, Felix tardó mucho, muchos años en decidir.

La transformación había sido insoportable, dolía horrible; se sentía como si cada órgano, célula estuviera siendo aniquilado.

Aunque había renunciado a su anterior vida Felix seguía visitando a su familia, sufría al ver como su esposo envejecía junto a su hijo.

Christopher se volvió rey, todo pasaba tan rápido.

Hasta que por fin lo vieron.

Esa piel pálida, sus ojos y sus cachetes de ardilla, era él.

Minho ahora podía ser feliz con Jisung, ahora sí podían formar a su familia y vivir eternamente juntos.

Han se acordaba de todo, de su madre, su padre, Hyunjin, Changbin, Chris, Felix, Jeongin y su amado Minho, su primer y único amor.

-Lixie me gustaría ver a Hyunjin- la sonrisa del rubio desapareció

-Es complicado, he tratado de verlo, pero ahora está muy mal-

Cuando Felix tomó la difícil decisión de convertirse en vampiro renunció a toda su vida como humano, sin embargo comenzó a hacer planes con su nueva vida. Había platicado con Hyunjin sobre la transformación, su esposo lo quería, pero a Felix le daba miedo convertirlo, no quería que él sufriera todo el dolor que implicaba este.

Aparte en esas épocas Chris era tan solo un niños de 10 años, no podían cambiarlo a esa edad y tampoco quería que viviera la tortura del cambio.

Hyunjin se veía muy mal, su hijo estaba acompañando a su anciano padre.

La puerta se abrió dejando entrar al frío viento.

-Jinnie, Sungie por fin recuerda todo y quiere verte mi vida-

Christopher tenía años sin ver al hombre que le dio la vida, y ahora se le presentaba tal y cómo lo recordaba. Cabellos rubios, ojos brillantes, lindas pecas y esa sonrisa tan hogareña; la misma que le regalaba al terminar de leer el cuento antes de que él cayera dormido.

-¿Papi Lix?- los ojos de Chris se llenaron de lágrimas.

Su hijo corrió hasta él, ahogándose en ese calor abrasador y llenando su nariz con el olor tan especial de su papá, los girasoles. Estaba en los brazos de su mami, se sentía como un niño otra vez.

Lo extraño día y noche, lloraba por él en las noches, incluso dejaba su puerta y la del castillo abiertas por sí en la noche regresaba. Ahí estaba en esos brazos que tanto le hicieron falta.

-Mi lindo bebé, no sabes lo mucho que te he extrañado, creciste mucho- revolvió los cabellos de su hijo.

-Te he extrañado más que nada en la vida, pensé que no volverías nunca- volvió a abrazar a su papá- Veo que no has envejecido-

-Bueno, me gustaría contarte todo, pero primero déjame ver a su padre, luego hablamos lo que quieras mi cielo-

Chris salió y esperó a que sus padres terminarán de hablar, tenía miles de preguntas.

-Jinnie, perdón por no venir antes, es que pudimos encontrar a Sung, estoy tan feliz- agarró la mano de su esposo

-Cariño, está bien, pero me temo que no podré alcanzar a verlo, no me he sentido bien; te prometí en nuestra boda que siempre estaría contigo, pero ya no puedo, me duele todo, por favor perdóname mi vida- una lágrima cayó por la vieja mejilla y limpio la mejilla del rubio.

-No, no lo voy a permitir, haré lo que sea por ti, no importa qué, pero no me dejes ahora, por favor- abrazó a su esposo.

-Muérdeme; quiero vivir contigo hasta el final, déjame cuidarte más tiempo-

No, no podía, no quería que sufriera, pero no deseaba dejarlo ir ahora.

-Te cuidaré en tu transformación, perdóname el dolor que te causaré- inició una línea de besos desde los labios hasta el cuello, finalmente lo mordió.

Nunca había probado la sangre de su esposo, era como un manjar para su paladar, pero tenía que detenerse, no quería matarlo.

Nunca había probado la sangre de su esposo, era como un manjar para su paladar, pero tenía que detenerse, no quería matarlo

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Pensé que iban a salir miles de palabras, por la horas que me tarde y no AJAJ qué decepción.

Los quiero mucho, gracias por leer.

𝒢𝒾𝑜

El lago y un pasado borrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora