Cap. 25.

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Kaito caminaba furioso, se dirigía a la habitación de Suki; los sirvientes que se encontraban en su camino se hacían a un lado e inclinaban la cabeza al verlo pasar.

Satoru iba detrás de Kaito, cuando se aseguró que nadie estaba cerca comenzó a hablar.

Satoru:-Oye, con esa actitud que traes, Suki se va a enojar-habló bajo.

Kaito:-No me importa, esa idiota me va a escuchar-llegó frente a la habitación.

Satoru:-Si me regaña por dejarte entrar me vengare-se quejó.

Kaito:-Solo cállate, quieres?-abrió la puerta-y quédate aquí. Esto es entre ella y yo-empujo al peliblanco al notar que él también quería entrar.

Satoru hizo un puchero porque Kaito no lo dejo entrar, pego su oreja a la puerta para poder escuchar, pero la madera era gruesa y parecía que ninguno de los dos gritaba, el albino se quedó con las ganas de saber el chisme; aunque ya tenía una idea de lo que le diría Kaito a Suki.

Kaito se puso furioso al enterarse que las invitaciones para la boda de Suki ya fueron enviadas. Hideki y Maiko ya tenían casi todo preparado, están organizando la boda para que esta se efectuara lo más rápido posible. Kaito en un último intento, trataría de convencer a Suki que cancelara la boda.

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Satoru espero un buen rato, se aburrió de estar parado y fue a la cocina para ver que podía comer.

Aprovecho de su atractivo para ligar con dos sirvientas que estaban en la cocina y lograr que le prepararan algo de comer. Por suerte para él, Maiko no se hallaba en la casa, así que no debía preocuparse en vigilar que ella no viniera hacia él.

Siguió charlando con las mujeres en la cocina, estaba feliz porque la comida que le dieron fue deliciosa y aparte una de ellas le dio masaje en la espalda mientras que la otra masajeaba sus pies.

Satoru:-"Podría acostumbrarme a esto"-

La tarde se les fue rápido entre charla y ligue, todo el ambiente relajado se esfumo cuando Kaito entró con cara de pocos amigos; las risas de las sirvientas desaparecieron, Satoru solo lo vio con curiosidad.

Kaito:-Mi hermana no quiere que la molesten, ni siquiera para la cena, así que nadie vaya a su habitación, quedo claro?-les dijo a las sirvientas.

"Si señor"-respondió una de ellas.

El chico luego miro a Satoru.

Kaito:-Andando, idiota-movió la cabeza para indicarle al albino que lo siguiera.

Satoru:-Si señor-tomo su saco que dejo sobre el respaldo de una silla-nos vemos preciosuras-les guiño el ojo y se puso los lentes.

Las sirvientas se sonrojaron.

"Nos vemos, Satoru"-dijeron encantadas ante la acción del pelinegro.

El mayor siguió a Kaito, se dirigían a la entrada de la casa.

Satoru:-Que paso con Suki? No pudiste convencerla?-susurro.

Kaito:-No-dijo entre dientes- prefirió irse a dormir temprano-

Satoru:-Ya veo...-puso una cara de espanto-...espera, si se fue a dormir entonces ella...-

Kaito:-Cállate-saco del bolso de su pantalón un frasco pequeño color blanco con pastillas, lo lanzo hacia atrás y Satoru consiguió atraparlo-no soy idiota para dejarla con todo el frasco, solo se tomó una y traje el frasco-

Mi maldito y sexy vecino | Ryomen SukunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora