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                        AILA

Al llegar a casa, toda la tensión sexual que habíamos estado manteniendo dentro de ese coche explotó, me acerqué a Maxwell y lo senté en el sofá de la sala, me puse a horcajadas sobre él y volví atacar sus labios, importándome bien poco si alguna sirvienta nos veía, siendo muy consciente de lo que hacía comencé a mover mis caderas en círculos sobre la creciente erección que se había formado bajo los pantalones de Maxwell, él se separó de mis labios y soltó un suspiro pesado, llevó sus manos a mi cadera profundizando el contacto.

Un gemido salió de mis labios, haciendo que él reaccionara y se separara un poco de mí, dejándome bastante confundida y sobre todo muy excitada. 

-¿Qué estamos haciendo Aila? –su tono de voz era ronco  muy sexy.

-¿Qué sucede Maxwell? –Pregunté confusa -Esto era lo que querías desde un principio

-Ya lo sé, pero esto está muy mal, estás borracha y mañana te arrepentirás profundamente, detente

Intentó hacerme recapacitar pero ya no había manera, estaba muy excitada y poco me importaban las consecuencias.

-No lo estoy –sonreí - Se perfectamente lo que estoy haciendo, así como también se que mañana me voy arrepentir –confesé- Pero ahora solo quiero disfrutar

-Estás jugando con fuego

Eso era algo que ya sabía, pero, ¿No llevábamos con ese juego desde el día en que nos conocimos?, entonces, ¿Por qué dejar que eso nos detuviera ahora?, Maxwell estaba pensando demasiado las cosas y yo solo quería que actuara.

-¿Y si te digo que quiero quemarme? –dije con expresión inocente.

Se lo pensó unos segundos antes de sonreír de lado y tomarme con más fuerza de las caderas, haciendo más profundo el contacto entre nuestras intimidades.

-Pues ardamos juntos

Dicho esto volvió atacar mis labios, los movía con una intensidad que me volvía loca, de un momento a otro él me cargo al estilo princesa y me llevó hacia la habitación depositándome suavemente sobre la cama, sin despegar mis labios de los suyos.

Mientras nos besábamos rodee su cintura con mis piernas y mis brazos su cuello, en busca de más contacto, necesitaba más de él, mucho más, hubo una pequeña pelea de lenguas entre ambos mientras comenzábamos a sentir el calor corporal chocar más entre sí. Nos separamos un poco para que él se quitara la camisa y su pantalón y se volvió a colocar sobre mí para llevar besos a mi cuello mientras que con sus manos me quitaba la falda, cuando terminó de quitármela rodeamos cuerpos, ahora quedando yo sobre él, nos incorporamos y comencé a besar su cuello mientras él terminaba de quitarme la blusa y desabrochaba mi sostén, para después de hacerlo pasar a besar mis pechos junto a leves chupones, cosa que me hacía enloquecer y soltar algunos gemidos los cuales era ahogados por sus besos.

Mi lengua pasó por su pecho para excitarlo aún más y empezó a dar gemidos un poco más fuertes así que para que no hiciera tanto ruido lo besé mientras comenzaba a moverme en curva sobre su miembro, dejándolo aún más erecto.

Después de eso Maxwell volvió a colocarse sobre mí para bajar lentamente mis bragas mientras mordía y besaba mi abdomen suavemente, subió nuevamente a mis labios para después dar inicio a la penetración en mi intimidad, di un gemido al sentirlo entrar en mí mientras arrugaba las sábanas del placer.

Comenzó a moverse sobre mí y yo mordía mis labios para no gemir tan alto pero era algo imposible, así que dejé de resistirme al escucharlo decir:

-G-gime, Aila –ordenó - Gime solo para mí

Y es así como mis gemidos se empezaron a hacer presentes junto a los de Maxwell hasta llenar la habitación de ellos.

-A-ahhh, gime más, di mi nombre, dilo, di que me deseas

-Ahhh, Maxwell, te deseo, m-mas, por favor

Dicho eso comenzó a moverse aún más rápido y fuerte, ahora sí dejando que ambos gimiéramos más y más, solo esperaba que ninguna criada nos hubiera escuchado. Maxwell siguió dándome placer, el cual disfrutaba muchísimo, finalmente llegamos al orgasmo, Maxwell se corrió dentro de mí sin importarle mucho y a mí tampoco, no podía pensar con claridad y gracias dios que yo me estaba cuidando.

Caímos rendidos uno al lado del otro, Jungkook seguía dándome besos en el cuello, labios y pechos, se sentía tan bien, seguí gimiendo a causa de sus besos y manos hasta quedarnos dormidos.

Pasión & PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora