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AILA

El ambiente estaba demasiado tenso en la mansión, todos estábamos ansiosos y los nervios abordaban todo mi ser, la preocupación que sentía por Maxwell me estaba ahogando y sinceramente yo ya no podía soportarlo más.

A pesar de que mi madre, Henry, Lillie y los chicos intentaban trasmitirme sus fuerzas yo ya me sentía al desfallecer y el estar embarazada no ayudaba mucho, me había bajado mucho la presión y casi no probaba bocado, cosa que tenía a todos muy preocupados y angustiados.

El doctor Kang, que era el que seguía mi embarazo desde el comienzo ya me había manifestado su preocupación y advertencia de que sino me cuidaba correctamente corría un gran riesgo de perder a mis bebes, cosa que me tenía muy mal y sumando a eso la desaparición de Maxwell, yo sinceramente no sabía que hacer, porque no quería perder a mis hijos.

Giré mi cabeza y busqué por toda la sala la cabellera castaña de Samuell, y lo encontré a unos escasos metros con un vaso de lo que parecía wisky en su mano, un suspiro tembloroso salió de mis labios y me maldije mentalmente por no haberme percatado antes de su condición, había estado tan sumida en mi dolor que no veía más allá y sinceramente Samuell se veía destruido.

Debajo de sus ojos habían grandes ojeras y su piel estaba más pálida de lo normal y eso ya era mucho decir. Samuell debía de estar destrozado por partida doble y es que recientemente se había enterado del amorio que habían tenido su novia de cinco años y uno de sus mejores amigos, y para colmo ella era la principal sospechosa de la desaparición del mismo y sinceramente nadie se había preocupado por él, Samuell estaba fatal y nadie parecía haber caído en cuenta de ello, tal vez porque al igual que yo estaban enfrascados en su propio dolor.

Me levanté tranquilamente de mi sitio, ganándome las miradas de todos los presentes, obviamente preocupados, así que les sonreí a manera de tramquilizarlos, todos había estado muy encima de mi últimamente, a paso calmo me dirigí hacia Samuell y una vez estuve frente a él tomé el vaso en sus manos, por lo que me gane inmediatamente su atención.

-Necesito hablar contigo Sam, acompáñame al despacho -dije, y sin darle tiempo para negarse tomé rumbo al despacho de Maxwell.

Al entrar me senté en el gran sillón que allí había y esperé a que entrara Samuell, cuando lo hizo se detuvo unos segundos y me observó antes de terminar de adentrarse y cerrar la puerta a su espalda, su mirada turbia y la duda estaba presente en su rostro, es más que obvio que no tenía ni idea del motivo por el cuál lo había llamado.

-¿Sucedió algo, Aila? - dijo a la par que se sentaba a mi lado.

-No realmente, es solo que... -hice una pequeña pausa -Me preguntaba como estabas, ya sabes, por todo el asunto de Melissa y Maxwell

El ambiente se tenso, claramente después de que terminara de hablar, Samuell apretó los puños con fuerza hasta que sus nudillos se volvieron blancos y un suspiro salió de sus labios a la vez que una lágrima salía de sus ojos, unos hermosos ojos negros que estaban impregnados en una inmensa tristeza, sin poder evitarlo llevé mis manos hacia las suyas y las junté para luego proporcionarle una suave caricia que hizo que me volviera a mirar fijamente.

-Pueses decirme Sam, yo no te voy a juzgar -dije dulcemente.

-E-es solo que, n-no sé realmente como me siento -su voz sonó entrecortada -Yo solo quiero que Maxwell regrese, luego de eso decidiré que sucederá con nuestra amistad

Asentí suavemente y realmente una parte de mí quería abrazarlo en ese momento, sin embargo, sabía que eso solo lo haría sentir peor y era lo que menos quería, del poco tiempo que conocía a Samuell, aprendí a darme cuenta que del hecho de que él era realmente cerrado respecto a sus pensamientos y sentimientos y el hecho de que a pesar del todo el dolor que Maxwell le había causado acostándose con la que era su novia de cinco años, Samuell solo quería que su amigo regresara, que estuviera bien, desplazando sus sentimientos de dolor a un lado y concentrándose en la amistad que los había unido toda la vida.

-Eres un gran hombre y estoy muy orgullosa de ti, de verdad, ya encontrarás a una mujer que realmente te ame y valore

Una suave sonrisa surcó sus labios.

-Eso espero -le dió un suave apretón a nuestras manos aún unidas -No sabes cuanto deseo conocer a alguien que me ame como tú amas a Maxwell

-Y-ya

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al pensar en Maxwell, y sin poder evitarlo las lágrimas llenaron mis ojos y una sensación de asfixia me abordó, Samuell se dió cuenta y me aló hacia sus brazos para envolverme en un tierno abrazo lleno de cariño.

-No te pongas mal Aila, no les hace bien a los bebés, además, Maxwell estará bien, ya verás que regresará a tus brazos

Asentí lentamente, tratando de ser igual de positiva que él, pero vamos, hacía casi dos semanas desde su desaparición y la policía aún no tenía nada sobre su paradero y sinceramente yo ya estaba perdiendo la esperanza y mucho más ahora que Melissa también había desaparecido, la muy maldita se estaba saliendo con la suya y mi corazón ya no podía resistir tanto dolor.

-Siento que lo estoy perdiendo y yo no puedo hacer nada - las lágrimas fluían sin control por mis mejillas -He vivido toda mi vida sin Maxwell, pero te juro que ahora no me imagino una vida sin él y poco me importa el que dirán sobre nuestra extraña y enfermiza relación, pero yo lo amo y no lo puedo ver cómo un padre, nunca lo he hecho ni lo haré

Sentí a Samuell tensarse y maldecir en voz baja para luego separarnos del abrazo y mirarme a los ojos, los suyos estaban llenos de dudas, temor y confusión, cosa que me hizo poner de alguna manera en alerta.

-¿Qué sucede, Samuell?

-Mierda, mira Aila, yo no te iba a decir nada hasta que estuviera cien porciento seguro pero, creo que tienes todo el derecho de saberlo

-M-me estás asustando, habla de una vez

-Hace unos días escuché una conversación entre tu madre y Lillie -hizo una pequeña pausa y la angustia creció en mi interior -En ella Leahnor se refería a tí como 'hija mía y de Henry'

Una punzada me atravesó el pecho pero enseguida descarte el pensamiento que surcó mi mente, no podía ser cierto.

-B-bueno, Henry fue prácticamente quién me crío, obviamente a él es a quién concidero mi padre y...

-No Aila, no me haz entendido, Leahnor se lo dijo a Lillie en modo confesión

-N-no entiendo, me estás intentando decir que yo realmente

No pude terminar de hablar, la palabras no me salían y mi mente iba a explotar en cualquier momento por todo la información que estaba recibiendo.

-Si Aila, tu verdadero padre es Henry

Y en ese momento mi mundo entero se derrumbó.

Pasión & PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora