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AILA

La cena que había preparado para Maxwell había sido un éxito, pasamos la tarde entre besos y caricias, aunque me había sentido un poco mal, así que decidí recostarme un rato para descansar, el embarazo me estaba pasando factura, pues me agitaba demasiado y eso que apenas tenía unas pocas semanas.

Por otro lado, Maxwell se había quedado con los chicos en la sala mientras, pues ellos habían decidido hacernos una pequeña visita, y, realmente me sentía muy mal por no atenderlos cómo se merecían, pero estaba indispuesta, por lo que Lillie me hacía compañía, mi madre llamó habisando que llegaria un poco más tarde, pues tenía asuntos pendientes, según ella, pero no lo pregunté al respecto, no quería entrometerme en sus vida.

Me acomodé en la cama mientras Lillie apagaba el televisor y se levantaba de la cama con lentitud.

-¿Qué pasa, Lillie? -pregunté con suavidad.

-Tengo cosas que hacer en la cocina -suspiró- Ya debo irme, pero en cuanto termine vuelvo ¿está bien?

-Si, no hay problema, aunque no me quiero quedar sola, quiero mimos

Hice un pequeño puchero involuntario, por lo que Lillie sonrió y se cruzó de brazos.

-Te has puesto muy mimada Aila, ya le digo a Maxwell que suba para que te dé tu dosis diaria

Me sonroje notablemente, Lillie no cambiaba en ese aspecto, todo lo que pensaba lo decía, y eso me terminaba avergonzado en algunas ocasiones.

-No digas eso, Lillie

-¿Por qué?- alzó ambas cejas- Es la verdad, me voy

Salió del cuarto sin más, y yo no pude evitar sonreír, me encantaba pasar tiempo con ella, Lillie se había transformado en mi confidente, le tenía plena confianza, a pesar del poco tiempo que llevaba de conocerla, sabía que ella siempre estaría para mí, era una gran mujer y una exelente amiga.

Minutos después la puerta de mi cuarto se abrió, y por esta ingresó Maxwell, con una sonrisa en danzando en su apuesto rostro. Se acercó a mí y se sentó en la cama, sin dejar de mirarme.

-¿Ya te sientes mejor, muñeca?

-Si, ya se me quitaron los mareos, aunque aún no quiero salir de la cama, es más, te quiero a tí en ella dándome muchos besos

-Lillie tenía razón con lo me dijo, te has puesto muy cariñosa y mimada

-¿Y eso te molesta?

-Por supuesto que no, a mí me encanta todo de tí

Maxwell me acercó a él y me dió una beso en los labios, los mordió, lamió y succionó a su antojo, su lengua invadió mi boca, me besó como hace tiempo no hacía, era un beso muy profundo y lleno de deseo.

Me fue recostando en la cama lentamente mientras besaba mi cuello y una de sus manos desabrochaba mi blusa, quitándola por completo, bajó una de sus manos hacia la curva de mi cadera he hizo un poco de presión en esta.

No dejó de besarme en ningún momento, sus manos me tocaban con posesividad y deseo.

Tuvimos que separarnos un poco para tomar aire, pero aún así el bajo su mano a mis piernas he introdujo una de sus manos en la cara interna de mis muslos, haciéndome temblar de placer mientras volvía a devorar mis labios.

-¡Aila!

El grito de mi madre me alarmó, sacándome del deceo en el cuál estaba sumergida, Maxwell y yo nos separamos y nos levantamos de la cama demaciado rápido, tanto que me mareé un poco en el acto.

Pasión & PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora