AILA
Aproximadamente una maldita semana había desde lo sucedido en el restaurant, siete malditos días en los que no había salido de la mansión, y no porque yo lo quisiera de esa manera, por supuesto qué no, más bien, no había pasado la libertad de las calles de Inglaterra porque mi queridísimo Maxwell se le ocurrió la grandiosa idea de ponerme dos guardaespaldas, esos dos hombres eran tan grandes he intimidantes que causaban miedo, y para colmo, se la pasaban siguiéndome a todos lados y no disimulaban muy bien que digamos, eran mi maldita sombra, cosa que ya me tenía los nervios de punta.
¡Maldición!
¡Necesitaba un poco de privacidad!
La última vez que había salido, fue al centro comercial con Lillie para ayudarla a comprar los víveres de la mansión. Todo iba spectacular, hasta que un joven se me acercó para ofrecerme un anuncio de un nuevo lugar de masajes que habían inagurado en el lugar.
El joven, al ver que yo no estaba muy convencida ya que realmente los masajes no me gustaban mucho que digamos, se ofreció hacerme una demostración, y yo realmente no le ví problema, así que luego de mi consentimiento, se colocó tras mi espalda, listo para empezar el pequeño masaje (muy bueno la verda), y así fué, hasta que un pequeño gemido de satisfacción salió de mis labios, ya que debía aceptar que el muchacho tenía muy buena mano, y mis estúpidos gruardespaladas no se lo que rayos fue lo que pensaron, pero arremetieron contra el pobre loven de los masajes.
Al final me dió mucha lástima el pobre chico, terminó en el hospital, lleno de golpes y con un brazo roto. Y así como ese caso pasaron muchos más, nadie desconocido se me podia acercar de improvisto, o de lo contrario, terminaba en el hospital o sangrando en el piso.
Cuando se lo comenté a Maxwell de lo sucedido, él solo sonrío enormemente y me dijo que era lo mejor para mí seguridad, y eso yo ya lo sabía, no se había cansado de repetirmelo cada que tenía oportunidad, pero me asfixia que me estuvieran siguiendo a todos lados, no podía ir ni al baño sin que ellos me siguieran y se quedaran esperando pacientemente en la puerta, las personas en la calle me miraran como un bicho raro y eso no me gusta.
Así que finalmente decidí no salir más, y así lo he estado haciendo en los últimos siete días, y ya me estaba empezando a volver loca del aburrimiento y la pobre Lillie estaba igual que yo, Landon también le había puesto a dos guardaespaldas personales y la pobre ya no sabía que más hacer.
Definitivamente esos dos hombres eran demasiado protectors y posesivos.
Y a lo que respecta a Maxwell y a mí, ya no pasamos tanto tiempo juntos, él tienía mucho trabajo, y además de eso, él y los chicos estaban ayudando a la policía en el caso de los secuestradores y disparos, y cosa que implicaba que él no tuviera tanto tiempo para mí, solo nos veíamos en las mañanas temprano, y en la noche, cuando regresaba muerto del cansancio.
Lo extrañaba demaisado, cada parte de él, sus besos, los efectos que causaban sus toques en mi cuerpo, su profunda voz, todo. En esos días me había dado cuenta de lo mucho que lo necesitaba, me había vuelto totalemnte dependiente de él, y no sabía si eso era bueno o malo, sin embargo, no podia evitarlo.
Así que tomé una decisión, si Maxwell no podía pasar tanto tiempo conmigo, pues yo me encargaría de pasar el tiempo con él, sí, eso haría, si al final, no tenía nada mejor que hacer.
Me levanté de la cama y me dirigí al baño, me dí una ducha rápida y me dispuse a vestirme, busqué un ropa adecuada para ir a su empresa, tenía que ir presentable, y justo ahí me di cuenta, no tenía ese tipo de ropa, todas eran cortas y abiertas, también ajustadas a mi cuerpo, demasiado ajustadas e de aclarar, así que busque la más discreta que encontré.
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Pasión & Poder
Romance"Todo amor esconde un secreto" Y el de Aila y Maxwell es el más oscuro de todos.