🌹1🌹

5.2K 137 8
                                    

AILA

He estado esperando toda mi vida para esto, el momento preciso en el que finalmente tuviera la suficiente autonomía y libertad para tomar mis propias decisiones, sabía muy bien que al cumplir los veintiún años mi madre no me podría impedir trasladarme indefinidamente a Inglaterra con el hombre que puso los espermatozoides para que yo pudiera nacer, el hombre que me dio la vida, al que hace diecinueve años no veía, mi madre, Leahnor Hale, la mujer más sensacional he increíble del mundo, la que me ha acompañado en cada pequeño gran paso de mi corta vida, la mujer que más amo y a la que sin querer, sabía que estaba lastimando profundamente con mí decisión.

A pesar de que separarme de mi madre no era absolutamente nada de mi agrado, era algo que tenía que hacer, conocer a mi progenitor era una necesidad que siempre había estado instalada en mí, yo nunca había visto a mi verdadero padre, ni tan siquiera había hablado con él por teléfono, solo sabía que su nombre era Maxwell Jefferson y que era un importante empresario en Inglaterra, él nunca quiso contactarme en lo absoluto, disfrutando de su solitaria vida de playboy, según mi madre, sin embargo, yo quería una respuesta a todas mis preguntas, quería que el mismo me dijera por qué no me llamaba o hacía algo para que yo supiera que se preocupaba por mí, que le importaba aunque sea un poco.

No es que yo necesitara de él, pues Henry, el esposo de mi madre se encargó de darme todo el amor que yo pudiera necesitar, incluso me dio su apellido, estuvo conmigo en todo momento, me crió como a una hija y me dio todo lo que pudo y más, y es algo que yo le agradezco mucho y él sabe que lo quiero como un padre, pero desgraciadamente no lo es y yo necesitaba saber qué es lo que se siente ser querida por tu padre, por tu verdadero padre y eso Henry lo sabía y por eso había apoyado mi decisión, aun sabiendo que la negativa de mi madre estaría presente en todo momento.

Respire hondo y baje las escaleras de mi pequeña casa hasta llegar a la sala, allí ya estaba mi madre, esperándome con mis maletas, su ceño fruncido no pasó desapercibido para mí, sin embargo, traté de sonreír suavemente para relajar las tensiones que poseía su cuerpo y finalmente me acerqué a ella, le di un fuerte abrazo lleno de cariño, ella no iría conmigo al aeropuerto ya que tenía unos asuntos importantes en el trabajo y su jefe no le habían permitido venir, cosa que había causado el odio inminente de mi madre hacia este.

-Te voy a extrañar mamá -dije con un tono de voz bajo, no quería que se alterara más de lo que estaba -Te quiero

-Si me quisieras tanto no te estuvieras marchando

Su tono, por el contrario del mío, sonó dolido y sin poder evitarlo, un malestar se instaló en mi pecho al verla así, mi madre lo era todo para mí, sin embargo, ya era hora de que me permitiera tomar mis propias decisiones.

-Mamá por favor, ya hablamos de esto, creí que lo comprendías

-¿Por qué te quieres ir con él? -dijo mientras se separaba un poco de mí para observarme fijamente -Que no se te olvide que te abandonó

Un suspiro cansado salió de mis labios al imaginarme todos y cada uno de los argumentos que mi madre me daría para evitar mi partida, la misma charla que lleva dándome desde los quince años y que por consecuencia ya me sabía de memoria, era un tema que me cansaba, y odiaba cada vez que mi madre se ponía en ese plan, odiaba que quisiera seguir evitando que conociera a mi progenitor, ya que por mucho que ella odiara la idea de que pudiera alejarme de ella y comenzar una vida con el hombre que tanto daño le hizo, era algo que yo necesitaba hacer y era hora de que lo entendiera, pues yo no pensaba cambiar de opinión.

-No lo hizo mamá, tú me alejaste del cuando apenas era un bebé, así que es tú culpa que esto esté pasando

Mi madre me dedicó una mirada triste, que al instante me hizo arrepentirme de mi desafortunado comentario, yo sabía lo mucho que le dolía que yo le hablara así y más aún si era debido a ese tema que ella tanto aborrecía, que tanto la lastimaba y que tanto la hizo llorar durante años, así que me acerque a ella y le cogí las manos cuidadosamente, logrando que su absoluta atención recayera en mí.

Pasión & PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora