De oro y bestias© | ✔

2O | Lo mejor para todos

Para cuando salí del cubículo, se la habían llevado.

Dos grandes guardias kuviros la escoltaron hasta el escenario, donde, antes de subir, vi a la reina Coryn susurrarle algo que no distinguí, pero, por la única palabra que pude oír con claridad, imaginé que la oración sería "¿Dónde estuviste?"

Su corazón, el de la reina, latía con fuerza. Bien supe que lo que planeaba quizás no sería bien recibido, pero aún así, me hicieron formarme junto al tumulto de gente, esperando.

Coryn golpeó suavemente una cucharita pequeña contra su copa de vino, vino violeta, llamando la atención de cada presente allí. Tomó con calma a Ruby del brazo y ambas sonrieron al público.

Las luces bajaron, se volvieron tenues por las pocas lámparas amarillentas que habían. Un enorme reflector las hizo resaltar, blanco, cegando por unos instantes a la princesa.

Algo que destacaba era que, por su educación y elegancia, solo cerró los ojos unos segundos, para después, sin cambiar la expresión amable que traía, abrirlos de manera especial, delicada, pero no débil.

Casi como si estuviera entrenada para ese momento.

Allí, todos vieron sus ojos naranjas.

─Honestamente, esperaba una mejor bienvenida ─dijo Coryn y todos rieron falsamente, solo por cortesía.

O eso parecía a mis oídos.

─Hoy, el pueblo de Soldier ha traído una sorpresa a sus súbditos. Mi hija, Ruby, nos protegerá de cada reino existente, y hoy, justamente, en el Primer Gran Baile, les demostrará cómo.

─¿De qué está hablando? ─susurraban algunos. Con la mirada busqué a Alissa y a Durán, pero solo encontré a Alister. Él miraba a la princesa con una emoción que yo nunca había sentido en alguien más, algo bestial, cavernícola, sanguinario.

Él estaba sintiendo su instinto, él estaba siendo una bestia, exactamente como yo lo había sido en el dormitorio de la princesa.

Él también la quería atacar.

Casi sabiendo que yo lo miraba, sonrió dentro de la copa. Vi cómo sus ojos se disparaban hacia un costado. Siguiendo eso, él estaba mirando a Alissa y a Durán, quienes asintieron al verle.

«¿Es que acaso todos están conspirando menos yo?», pensé. «El día que me incluyan en algo esto irá de maravilla».

Durán y Alissa se quedaron juntos, pero cuando volví mis ojos a Alister, se había ido. Algo tramaban, lo podía sentir. Agudicé mi oído evitando selectivamente la voz de la reina.

─¿Pero cómo vas a explicarle a él que ella va a destruirnos sin importarle nada? ─preguntó Alissa con cierta molestia─ No es como nosotros, no está del lado de su pueblo y lo sabes.

Fruncí el entrecejo.

─Te pido que hables con él, después de esta muestra, veo poco lógico que no esté con nosotros.

Mirándolos solo unos segundos, vi la mueca de tristeza de Alissa y cómo sacudía la cabeza para negar. Ella olía las emociones más fuerte que yo, ella podía saber exactamente lo que sucedía.

─Está enamorado, Durán. Y yo no quiero romper su corazón así.

─Lo hará ella de todas maneras.

Mi atención volvió a la reina cuando Ruby habló. Aparentemente, había saludado, parándose en diagonal al frente.

─Mis queridos ciudadanos, yo...