─¿Qué es esto, Durán? ─preguntó Alissa desde el costado del barco.
─Cartas de navegación ─contestó simple, viendo la mesa, admirando los mapas.
─Durán, no necesitas eso, te sabes el camino de memoria.
─Las cartas de navegación siempre son útiles ─objetó─. Ahora, dime por qué estás en mi camarote. ¿No te enseñaron a tocar? ─la rodeó por la cintura, sonriéndole─ ¿Quieres que yo lo haga?
Carraspeé. Escenas que no deseaba presenciar. Ambos miraron hacia mí, el príncipe lleno de una muy mal disimulada pena.
─La razón por la que estoy aquí, Durán ─se quitó sus manos de la cintura, sonriendo hacia él con diversión─, es que Seth va a acompañarnos a Cratano en el barco. Y él...
─¿Quién te trajo? ─interrumpió él, mirándome.
Esos ojos verdes agudizando sus pupilas sobre mí me acaloraron la espalda de los nervios. Tragué con dificultad.
─Alister me dijo que este barco estaría aquí cuando prácticamente fui la razón por la que escapó de la cárcel. No estoy aquí para pedir compasión, después de todo, soy de un reino enemigo.
─¿Pero?
─Pero también soy un kova, como la mayoría aquí. Y necesito... Dos favores.
Durán abrió la boca como si estuviera viendo un gigante de pies de gallo bailar como sacerdotisa. Se acercó de a poco, erguido.
─¿Crees que te debo favores?
─No me importa deberlos yo, pero... Como verás por esto... ─moví un poco la tela de mi saco, desconcertándolo hasta que comprendió: marcas negras con rojo adornaban mi cuerpo y ardían con cada roce. Él entendía lo que eran─ Yo estoy... Ya sabes.
─¿Quién es tu dueño ahora?
Esas palabras fueron como un golpe limpio en el pecho. No supe si era por herir mi necesidad de vivir libre en algún momento o por la decepción amorosa.
─La princesa me vio fallecer y su idea más rápida fue... Esto. Marcarme ─expliqué sin verlo a los ojos. Prestando mejor atención, él se vestía casi como un rey, con sacos caros y limpio─. No es lo que quiero. Quiero que me lo quiten.
─Setherin, yo no sé sacar marcas.
─Sé que sabes ─lo miré. Tragué saliva, dando dos pasos hacia él─. Sé perfectamente que sabes, al ser guardia real de la princesa tenía acceso a toda la información de los demás reinos. Supe que eras un félaro. Supe que tu habilidad de félaro es ser metamorfo. Supe de tu compromiso con la princesa Emmalen aún así y sé todo lo que hiciste. Quiero que me quites esto.
Tomé su mano y la puse en mi cuello, sin apartar los ojos de él ni él de mí.
─Quítame esto, y seré tuyo.
─Seth ─intentó llamar Alissa como advertencia, pero era tarde.
─Sé que no te interesan los esclavos, y no tenía ganas de pertenecer a nadie más, pero si me quitas esto, te juro mi lealtad absoluta.
─¿Te vendes a ti mismo como esclavo al enemigo de tu reino?
─Me vendo a mí mismo como soldado, un increíble soldado.
─Moriste en batalla, por lo que veo, y te revivieron con la marca. ¿Eso es un buen soldado?
─Morí por lo que debía proteger, ¿tus soldados harán eso por ti?
─Mis soldados son tan valerosos como tú, Seth. Cada uno morirá por sí mismo y por quienes ama, porque lidero soldados libres, no deben morir por mí jamás.
Su pulgar cerca de una de las venas de mi cuello giró mi cabeza, como intentando ver mejor la huella que Ruby había dejado, analizándola.
─Entonces... ─comencé a susurrar, viendo el piso de madera─ ¿No puedes ayudarme en serio?
Hubo un silencio de segundos. Él tenía las manos calientes. Sentí su respiración.
Suspiró cansado.
─No me sirve para nada que me jures lealtad porque te hago este favor, pero verdaderamente, me gustaría que te quedaras en mi reino ─dijo por fin─. No quiero que tengas que elegir si vivir junto a ella o vivir junto a mí, quiero que elijas dónde quieres estar. No pienses en la marca, o en si me debes algo. Tú, Setherin, ¿dónde quieres estar?
Y casi como salido de mi corazón, respondí sin pensarlo:
─En mi hogar, pero eso ya no existe.
─Puedes crear un nuevo hogar ─me tomó del hombro haciendo que lo mirara─. Elige.
Y por primera vez en mucho tiempo, susurré:
─Elijo esto.
Durán sonrió de lado, listo para su próxima movida.
─Entonces, está decidido. ¿Cuál es el otro favor?
Casi como si hubiera pasado desapercibido, tomé el colgante de mi cuello y con cuidado me lo quité. Tanto Alissa como Durán se quedaron viéndolo con atención.
─Esto pertenecía a un kuviro llamado Haelon. Sé que tú lo tienes. Sé que estábamos en territorio de Ámapol, pero tú estabas ahí. No me interesa por qué rayos custodias Ámapol, pero quiero su cuerpo.
─Enterramos a todos los kuviros que fallecen en ciertos territorios. Estaba transportando kovas esclavos por el camino de Ámapol cuando mis soldados recibieron a intrusos peligrosos.
─Peligrosos o no, le prometí a Haelon que sus hermanos sabrían que él los amaba. Necesito saber dónde está su cuerpo y qué hicieron con sus pertenencias. Qué hicieron con él.
Durán me miró de arriba a abajo, altanero nuevamente.
─Está en los jardines de Hirwan, en Cratano. Plantan un árbol sobre las tumbas, es poético ─reveló─. Es una tumba sin nombre, pero les ponen retratos simples en un bonito papel en la roca para que, si alguien los reconoce, pueda darles identidad.
─¿Puedes llevarme con él?
─Por supuesto, pero primero... ─volvió a mirar el colgante─ Vamos a quitarte esa marca que te ata a alguien que no amas, pero quiero que te quede bien claro, Setherin ─amenazó:─ Solo sale si de verdad no la amas. ¿Confío en que saldrá?
Las palabras de Ruby volvieron a sonar en mi cabeza, casi como un susurro.
«¿Entonces me amas?»
─Saldrá ─fue lo único que contesté. Durán sonrió de nuevo.
«¿Realmente saldrá si todavía me late el corazón de una manera diferente cuando te pienso, Ruby?» me pregunté.
Cuando por fin me dejaron salir del camarote pensé en ella y mi corazón dio un brinco amargo.
«Escogiste el peor momento para decirme que me amabas».
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De oro y bestias© | ✔
Fantasy❝Sabía que me dejaría devorarla si se lo pedía. Después de todo, estábamos hechos de oro y bestias.❞ ━━━━━ Seth es un Kova, seres que según las leyendas atacan salvajemente en las noches, con grandes colmillos y garras, y en el día, cobran forma hum...