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— ¡Atención! ¡Atención! —gritaba Buğra ağa en el pasillo del harén, llamando la atención de las criadas—. La señorita Ayşe, administradora del harén, ha ordenado que se les dé un aumento de cien monedas de oro a cada una de ustedes. También se me ha informado que recibiremos la visita de la sultana Hümaşah.

Aygün Hatun, quién se encontraba cerca, ordenó que el ağa la esperara en sus aposentos. La situación no le convenía en lo absoluto, pues ambas sultanas eran enemigas desde el día en que se conocieron.

—Tenemos serios problemas, Orhan. Hümaşah siempre fue el problema de Hafsa, y ahora que ella no está de seguro me atormentará a mí. Dime ¿qué haremos para sobrevivir mientras esa mujer esté en el palacio?

—Hay rumores en el palacio de que se quedarán por un largo tiempo. El mismo sultán ordenó que la sultana y su familia vinieran al palacio, se quedarán aquí unos días, mientras terminan la construcción de un palacio para ellos.

Ella gritó, desahogando la frustración que sentía.

—Primero nos desharemos de Merzif paşa como lo habíamos planeado, trataré de mantener calmada a la fiera de Hümaşah tanto como pueda mientras decido qué haré con ella —suspiró—. ¿Dónde está el sultán? Ve y dile que deseo verlo.

—El sultán se fue muy temprano al palacio del gran visir, Hatun.

— ¿Iba acompañado?

—No, señorita.

—Bien... traigan a la esclava, quiero verla antes de que se marche.

La criada ingresó a los aposentos de la sultana, era tan delgada y tierna que nadie sospecharía que es una espía. La misma sultana la había elegido para tan importante misión, para ello fue entrenada desde muy joven, sabía perfectamente qué hacer.

— ¿Hay noticias de Gaye? —preguntó mientras observaba de pies a cabeza a la joven Fülane. Caminaba a su alrededor como una fiera, pero en realidad imaginaba con malicia la manera en que el príncipe sería asesinado sin que nadie se diera cuenta.

—La señorita Gaye aún no consigue acercarse al gran visir, dijo que ha empezado a acercarse a su esposa y ya no acepta visitas de otra mujer.

—Tardamos mucho en actuar, Orhan ağa —se apartó de lacriada y se acercó a un cofre junto a su cama. De este sacó un pequeño frascoque le entregó a su ağa de confianza—. Envíaselo a Gaye, dile que le darátiempo para actuar y que no piense en darme malas noticias la próxima vez. Y ala señorita Fülane la quiero en el palacio de Manisa en menos de dos semanas.

Una semana más tarde el palacio se vistió de fiesta para recibir a la sultana Hümaşah y a su familia

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Una semana más tarde el palacio se vistió de fiesta para recibir a la sultana Hümaşah y a su familia. Mâhıdevran cabalgaba velozmente por el bosque para tratar de llegar lo más pronto posible al recibimiento de su tía; el tiempo jugaba en su contra y si su madre se enojaba podía prohibirle continuar con sus entrenamientos.

LA SULTANA DE LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora