Capitulo 2

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Sentí mi corazón derretirse tan solo con verlo, una sonrisa se formó en mi rostro.

— Su majestad — Hago una ¿Reverencia?

El se posa a mi lado y toma mi mano, la toma y besa el torso de mis manos, nos acercamos a una mesa de noche y levanta algo.

???— Mi querida Aysun, se que amas los libros, así que te conseguí este, de la biblioteca real. — me dice con una sonrisa

— Gracias mi sultán, atesorare este libro con mi vida. — digo tomando el libro delicadamente.

"poemas del sultán Solimán para la Sultana Hürrem" .

¡¡¡Meryem castillo!!!

— Demonios. — digo en voz alta

—Mas respetó señorita. — dice mi madrastra indignada.

‹tengo media hora llamándote, vas a llegar tarde, Y si, no te dejan entrar vamos a tener problema. › Amenaza

Levantó una ceja, pero no respondo, me levanto y me adentro a mi baño, será mejor que termine rápido antes que esta mujer me entre a golpe.

Tomó mi desayunó tan rápido, para no pasar tiempo con ellos, que ni siquiera trago bien del todo.

Abrazo a mi abuela le digo que la amo, me despido de mi padre, madrastra he hermanos, y salgo.

Después de clases.

Fue uno de esos días cansados y aburridos, no hable con nadie se me hace muy difícil ser sociable, voy de camino a mi casa, pero siento que alguien me sigue de muy de cerca, miro hacia atrás y no veo a nadie sigo caminando con precaución, siento a alguien caminar detrás de mi volteó y reconozco a las personas, Amber rosee y sus perras, es mi primer día y me hicieron la vida imposible. 

— ¡Hey Mer! — la escuchó gritar.

La ignoro y sigo mi camino, escuchó algunos reclamos, pero para no agarrar y fajarme con ella y las dos que la Siguen mejor las ignoro.

— Es mejor que te detengas y me escuches maldita zorra. — dice tomándome de los hombros.

¿Como diablo me alcanzó tan rápido?

— El burro hablando de orejas. — digo mirándola con burla.

— Hay niña no estoy jugando, es mejor que mantengas tu Maldito culo caliente, lejos de Lisandro. — dice.

Mi cara es un puto poema, levanté una de mis cejas y me reí ruidosamente, haciendo que sus caras se contraen.

— Déjame en paz. — dije secándome una lágrima.

Lisandro el chico al cual le presté un lápiz, me mira indignada iba a hablar, pero levanté mi mano haciéndola callar.

Siento unos brazos detrás de mí y un fuerte empujón, miro a la culpable la cual sonríe con burla.

¡¡CUIDADO!!

Se escucha, miro hacia el medio y una camioneta viene velozmente hacia mí, ni siquiera me dio tiempo solo mire a Amber la cual tenía sus manos en su boca, llena de miedo.

Siento un gran empujón y algo pasó por encima de mi débil cuerpo tenía tantas heridas que ni siquiera dolió como debería o no lo sentía.

LA MATO, LA MATO, grita alguien acercándose a mi cuerpo, lucho por mantener los ojos abiertos, juro que luche.

— No dejes que cierre los ojos. — Advierte alguien.

Puedo observar como algunos sostienen a Amber, y otros graban, una mujer Sostiene mi cabeza ayudándome.

La Sultana Güyçli Aysun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora