Capitulo 43

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"Catalina"

- ¡Vengan, vengan todos! - gritaba el mercader

Las mujeres que se encontraban allí, estaban maltratadad, su ropa estaba sucia y rota, olían muy mal, pero igual así, algunos hombres y mujeres de detuvieron a mirar y tal vez comprar a una de estas hermosas chicas.

-¡Todas fueron traídas aquí por el cápita hizir desde Polonia! - las personas parecían interesadas

- Mi esposa necesita una mujer para que la ayude con los quehaceres...- un hombre compartió con otro

Catalina, su rostro estaba golpeado producto de la golpiza que recibió de parte de aquel hombre, que por cierto le prometió que si nadie mostraba interés en ella, el se la quedaría.

-¡Serás mi esclava sexual! - la voz asquerosa de aquel señor se escuchó en su cabeza

Nego varias veces de tan solo pensarlo prefería quitarse la vida, ahora en más, solo necesitaba escapar encontrar a sus parientes lejanos, tal vez tenga una vida tranquila, aunque nunca volvería a tener paz.

Tengo miedo Catalina—  exclamó la niña a su lado, cata apretó su mano tenía miedo de que las separaran....Martina era solo una niña quien sabe el tipo de mounstro que se la llevaría.

Tranquila querida...Nos iremos juntas. — sus palabras eran para hacerla sentir bien, sabía perfectamente que si alguien la quisiera comprar ella no podía evitarlo.

"Me gusta la del cabello rojizo"  un hombre señaló a Catalina

Está de espanto y empezó a negar repetidamente.

Tambien quiero la niña que está a su lado. — susurro el hombre relamiéndose los labios.

Mmm! —  el mecarder acaricio su barbilla vendería a estás niñas a un gran precio.

—¡NO,NO, NO! — Catalina intento liberarse de el hombre que la sujetaba.

Está actitud llamo la atención de alguien observaba desde las sombras, esa actitud era la que necesitaban.

Cállate. — el hombre cubrió su boca. — Está esclava es de un carácter muy fuerte, con unos buenos golpes la podrá domar.

— Ella se portará bien. — sentenció el otro hombre.

La pequeña es fácil, no dará problemas. — sonrió acariciando el pelo de la pequeña Martina.

Catalina  forcejeaba con aquel hombre, ella no era un objeto que alguien podía comprar, maltratar o prostituir, ella era una rosa, delicada y con una gran educación, merecía todo lo bueno de este mundo.

Tampoco dejaría que maltrataran a la pequeña, que en sus ojos era lo único bueno que le quedaba.

Iniciaría con su venganza, matando al monarca de todo este imperio, dejándolo desprotegidos para los enemigos, para que sientan lo mismo que ella.

1,000 monedas de oro. —el hombre que parecía un noble sonrió sin preocupaciones.

Ella mercader estaba contento, se había deshecho de esa niña malcriada, la que sería problema de alguien más.

2,000 monedas de oro.— un hombre con vestimenta elegante se abrió paso entre la multitud.

»Es el criado del bey de beys«

Los susurros entre las multitud no tardaron en escucharse más fuerte..

»¿Que buscará aquí? ¿Acaso su esposa no lo complace?«

La Sultana Güyçli Aysun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora