Capitulo 20

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«Quienes se entregan a la venganza y se toman la justicia por su mano rara vez saben dónde está el límite»
(Richelle Mead)
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«

Narrador omnisciente»

Ese día, los gritos de ira, de Aysel se escucharon por todo el palacio, su plan había fracasado y una de las sultanas había enviado antes a la concubina española a los aposentos de su hijo.

Mientras que el sultán y Aysun disfrutaron de varias noches juntos, quien lo diría, si antes duro 5 días en sus aposentos.

Esta vez estuvo 9, era un récord en el harem, ni siquiera melek logró eso alguna vez.

Cierta concubina esperaba pacientemente la llegada de Aysun, y ella no la hizo esperar y ingreso al harem en busca de gölge o firuze.

—¡Ja! — exclamó — Aquí esta nuestra pequeña sultana.

Se acercó hasta la rubia y tomó su antebrazo con fuerza.

—Lo hiciste apropósito ¿cierto? Te cruzaste en mi camino porque sabías que te vencería. — dijo entre dientes

Aysun se hizo la confundida.

—¡Claro que no! No lo sabía. — dicho esto intento irse, pero ayse la sostuvo del brazo

—Por eso te entrometes ¿verdad?

La encargada del harem, firial kalfa entro al harem y golpeó el suelo con su pie.

—Ayşe. — dijo deteniéndose junto a nosotras. — ¿ahora que paso?

— Bueno, Como sabe la sultana aysel me envió a los aposentos de nuestro sultán, pero esta víbora se interpuso. — dijo

—Deja de quejarte. — le reprocho — Nadie puede hablar, desde que nuestro sultán lo consideró apropiado.

Cuando termino de hablar unos grandes cobres ingresaron al harem, lo subieron a mis nuevos aposentos.

— Aysun. Es un regalo de nuestro sultán.— se dirigió hasta mi.

Vi a Ayşe apretar sus labios y mirarme mal, camine hacia mi habitación, ella me miró en silencio.

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Ayse espero que todas las encargadas del harem salieran del lugar, miro hacia arriba, la habitación personal de aysun, eran tan grandes como el de una sultana.

Solo era una amante.

Como podía tener tanto.

Subio tranquilamente hacia arriba, y abrió la puerta lentamente.

—No puedo entender que ve nuestro sultán en ti. — esa voz espanto a Aysun.

Ella la miraba con rabia.

—¿porque te volviste tan preciada para el? ¿Lo hechizaste o que?

— Así es, lo hechice, soy una bruja, aléjate de mi.

— Así que dormirás aquí desde ahora. — pregunto mirando alrededor.

— Así parece.

Ella se acercó hasta aysun y apretó su brazo y empezó a moverla bruscamente.

—¿quien crees que eres? —dijo entre dientes

Ella me la empujo, haciéndola tropezar, casi cayó al suelo.

La Sultana Güyçli Aysun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora