«No tienes que ser grande para empezar. Pero tienes que empezar para poder ser grande» —Zig Ziglar
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La falta de aire empezó a atacarme, pero nisiquiera me importaba eso, pensaba en Ahmed, ya no quería regresar y dejarlo.
Me maldeci a mi misma por venir hasta aquí, si tan solo hubiera calmado mi curiosidad y me hubiera quedado en los muros del palacio, otro cuento seria.
- A-yuda! - dije con dificultad, ni siquiera podía mover mi boca, que ya nisiquiera era una boca, solo dientes.
Creo que sí se dieran cuenta que vivo, sería una rata de laboratorio.
"¿Entonces deseas quedarte? "
"Deja que yo te agarre maldita azarosa, te voy a echar sal." Pense
Escuché una risa.
Cuando cerró los ojos y lo volví abrir me encontraba en la casa de la bruja, inhale varias veces, recuperando el aire.
- Este es tu futuro, tú presente, tu perteneces aquí, junto a nuestro sultán. - dije dándome una bola de cristal.
La mire extrañada.
- Esto te servirá mucho, nuestro futuro cambiará, y las cosas no serán cómo están escritas, con esta bola de cristal puedes ver aunque sea una partícula del futuro y catástrofes.
Mire la bola, y pude ver cómo Mariam sultán sonreía malvadamente, mientras tenía un bebé en sus brazos.
Negué y le devolví la bola de cristal, si la Sultana Aysel lleva a tener esto sobre su control, me acusarian de bruja.
La bruja sonrió.
- Eres inteligente.
- No necesito que me catalogue como bruja.
- Bien, pero necesitarás ver partes de lo que cambiará. - dicho esto se levanta, toma la bola y la destruye..
Se levanta y justo en mis ojos, se convierte en una mujer joven, casi se me sale el corazón por la boca.
- Desde ahora me llamaré fïruze, y seré kalfa del harem, para luego servirte a ti. -
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Una carcajada sale de mi.
- ¿Como piensas entrar al Harem? Y ¿Como puedo confiar en ti? - dije obvia.
- Fácil. Fïruze Hatun fue la criada preferida por la Sultana Aysun, la acompañó hasta su muerte. - me mira sonriente
- Deja de contarme el futuro.
- Y no soy una anciana.- dice divertida - solo quería darle más drama a esto. Y siempre estuve en el harem, Nací para cuidar de ti, eso decía mi abuela.
