Capítulo 33

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Asher

Estoy que me cago encima, mierda como me tiemblan los huevos. Invadir cualquier propiedad, vale, es sencillo pero ¿invadir la oficina del hombre más poderoso de todo el puto mundo? Eso sí que te aprieta los huevos con fuerza.

Y para colmo me dejan a mí lo más difícil. Cuando estuve acercándome vi a lo lejos que había al menos tres guardias fuera de la oficina y otros dos en cada esquina del pasillo. No me dan miedo pero cinco contra uno no se me hace una pelea justa.

—Eh ¿Pitufa? —murmuré.

—Ya los ví, deja veo que puedo hacer—como siempre un paso adelante.

En ese momento vi como las luces del pasillo se apagaron y encendieron varias veces hasta quedar por completo obscuro. Lo siguiente que noto es que se escuchan ruidos desde una habitación, ésta tenía una puerta eléctrica y en el momento en el que vi cruzar a tres guardias supe que no iba a ser fácil.

—Blake, aún quedan dos—pedí por mi vida ayuda.

—Lo sé, lo sé, no te desesperes.

Lo siguiente que noto es que los otros dos también entraron por alguna razón que no quiero ni preguntar, no sé cómo carajos le hizo Blake para hacer todo eso en cuestión de minutos. Las luces, vale, ¿cómo carajo las apagó desde una computadora? ¿Y los ruidos? Los encerró al trabar la puerta y eso creo que es entendible porque es eléctrica y supongo que puede manejarla O simplemente intento buscar una explicación que mi cerebro pueda comprender.

Yo qué putas voy a saber, solo me apresuré a entrar a la oficina y a primera vista no vi ninguna caja fuerte o algo pero había un cuadro gigante, era bastante obvio que atrás de ahí habría algo. Efectivamente, había una puerta gigante con un teclado, una pantallita para la huella y otra para el ojo.

Introduje el código, lo aceptó. Coloqué el dedo falso y aceptó la huella. Pero el maldito escáner no cargaba y la máquina empezó a hacer un conteo maquiavélico. Sentí como cada nervio se me congelaba y los pelos se me ponían de punta, juro que mi cuerpo desprendió litros de sudor en este momento.

Los nervios estaban que me comían vivo, las gotas de sudor frío rodando por mi frente hacía que me dieran escalofríos. Mis latidos estaban tan acelerados que sentía que en cualquier instante me iba a dar un paro cardiaco o alguna mierda así, jamás en mi vida me había sentido tan aterrado.

¿Cómo no estarlo? Estoy atentando contra una de las organizaciones más grandes del mundo, con más poder del que te puedas imaginar Es demasiado estúpido siquiera pensarlo, hacerlo es suicida. Pero fue idea de Blake y confío en ella, es como una hermana para mí y siento que debo protegerla a toda costa.

Incluso si debe ser de mi mejor amigo.

Escuché a Blake preguntar por qué tardaba tanto, supongo que ella también podía ver lo que pasaba o escuchar o no tengo ni puta idea pero me está poniendo aún más nervioso.

—Mierda—musité.

La maldita máquina ya estaba a nada de terminar su conteo estúpido, sabía que se estaba por venir todo a la mierda pero en ese momento el maldito escáner cargó y la estúpida máquina dejó de joder.

Sentí que me regresaba el alma al cuerpo, hasta sentí que estaba a punto de cagarme encima y no miento. El alivio que se le transmitió a mi cuerpo fue lo más feliz de mi día, de haber tardado un poco más no sé qué hubiera ocurrido pero seguro que yo ya no estaría aquí y estaría saludando a mi abuelita en el más allá.

¿Por qué pienso éstas cosas?

Suspiré pesadamente y busqué lo que necesitábamos, había mucho dinero aquí, había documentos y libros, algunos de ellos me parecieron importantes pero no podía tomarlos todos así que tomé solo uno. Se miraba bastante viejo, tenía demasiadas hojas y en todas y cada una había algo escrito a mano con una letra apenas entendible. Se me hizo prudente agarrarlo en ese momento.

Encontré los planos hasta el final, los escaneé digitalmente como dijo Blake y los volví a dejar en su lugar, usé guantes para todo así que no hay ningún rastro. Salí de ahí y me fui como si me estuviese persiguiendo un maldito payaso psicópata. Escondí el libro en mi chaqueta, no creo que vayan a percatarse de que falta un libro viejo.

Volví a la fiesta como si no hubiese pasado nada y me alegré cuando me di cuenta de que nadie había notado mi ausencia, todos andaban muy en su rollo. Una fiesta de lujo como ésta no se vive todos los día y es un maldito honor ser invitado así que todos lo aprovechan al máximo pues hay de todo tipo de personas aquí.

—¡Señor Adams! —saludé al viejo hombre.

Vivimos los primeros meses en su casa cuando nos mudamos, en lo que nos acostumbrábamos al idioma y al lugar. También está en éstos negocios pero es un hombre muy bueno, a veces me pregunto qué hace aquí.

—Hola, jovencito—me sonrió.

Charlamos un buen rato hasta que llegó el momento de reunirnos para el discurso anual que da el jefe, los planes que hay para éste año y todo lo que esperamos lograr y mantener. Luego presumió a su hijo y el avance que había tenido, nos dijo que éramos su mejor grupo y un montón de mierda más que nadie se cree pero aplaude por respeto.

Después de eso los chicos se acercaron a donde estaba yo y por consiguiente Amanda se nos unió. Estuvimos bebiendo unos cuantos tragos de manera agradable, sin hablar de lo que acababa de ocurrir, éramos solo nosotros conviviendo como amigos en una fiesta clandestina.

Poco después el jefe se acercó a nosotros y se llevó a Aarón unos minutos para saludar a alguien, desde donde yo estaba pude notar que no estaban teniendo una conversación agradable. Aarón estaba demasiado tenso y apartaba el contacto con su padre en toda ocasión.

Después noté como se iba furioso a otro extremo, no logré entender nada de lo que sucedió pero lo único que lo puede hacer enojar viniendo de su padre es algo que tenga que ver con su madre o su hermana. Después de tanto tiempo con él, aprendí a darme cuenta de que sus palabras no le afectan en lo absoluto a menos que sean contra sus difuntas madre y hermana.

Pude notar que Aarón no se veía feliz ni tampoco su padre, me da lástima saber qué es lo que ocurrirá después pero no hay nada que yo pueda hacer, simplemente me queda ayudarlo después de ello.

Para éste momento Blake ya se había marchado de ahí, solo estábamos nosotros aquí y así iba a ser hasta que se nos permitiera retirarnos.

Dangerous Love #1.1©(Completo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora