Dangerous Love #1.1©(Completo)

Capítulo 44

Louis

Brasil. Qué bonita ciudad, pintoresca. Lastimosamente solo vengo a terminar unos negocios y me iré de aquí.

Jamás me había sentido así de aterrado. Conozco al imbécil de Aarón desde hace años, cuando aún lo llamábamos Matteo y jamás pensé que terminaríamos así. Hace un poco más de siete años cuando tenía quince, me enlisté a ésta mierda por él, me propuse acompañarlo en todo porque éramos como hermanos pero me arrepentí muchas veces.

Tuve que hacer cosas de las que me arrepiento, estuve agradecido en el momento en el que su padre nos juntó en un equipo de rango alto y nos envió hasta acá. Dejé de matar gente, de hacer trabajo sucio y solo me enfoqué en cosas menos violentas como el hackeo de empresas o de fuertes potencias mundiales.

Sin embargo, nunca dejé de sentirme mal por todo lo que hacía hasta que llegó Blake con este maravilloso plan Uno que nunca se me ocurrió pero siempre deseé que sucediera, lo veía tan imposible. Tenía todo calculado, los horarios de los jefes, las cámaras, los permisos, todo estaba fríamente calculado y eso me hacía desconfiar más de esto.

Toda esa información la recaudó gracias a Aarón quién por ser el hijo del jefe de todo posee gran cantidad de información. Claro que no la posee toda y ese pequeño porcentaje es el que me asusta, una mínima cosa que no salga bien y todo se va a ir a la mierda.

Siempre trato de ser sereno pues estoy rodeado de imbéciles pero ahora que me encuentro solo siento que esos imbéciles son una parte esencial de mí y ahora me hacen mucha falta. Cuando entré a la oficina y me encontré con el subjefe que rige ésta empresa sentí que se me iba el aire.

—¿Louis? —preguntó.

Desde que el padre de Aarón nos subió de rango y nos convirtió en su equipo principal todos los puestos altos nos conocen. Somos lo que sigue del sottocapo y por ende nos tienen respeto. Pero en cuanto entras a la jurisdicción de otro tu rango se nivela con el que rige, por lo tanto no hay ventaja.

—Señor Santos—saludé cordialmente—¿Cómo va todo?

—Todo va bien, ¿qué haces por acá? —preguntó, algo confundido.

—Tengo órdenes de revisar el depósito—indiqué—Nos han llegado reportes de un robo de mercancía y necesito revisarlo.

—¿En serio? No hemos mandado ningún reporte

Le enseñé la hoja con el permiso firmado por el padre de Aarón, el cual Blake consiguió tras encontrar unos papeles en la oficina de Aarón que su padre le dejó en caso de necesitarlos. Vaya que sirvieron mucho.

El señor Santos, un hombre alto y moreno con una serenidad envidiable, revisó el papel con sumo cuidado y al no encontrar nada aceptó. Me guio por su empresa y llegamos al depósito, no contaba con que él mismo se quedaría durante la inspección así que me lo hizo mucho más difícil.

—Tengo que recorrer las cuatro áreas—expliqué—¿Me podría echar una mano con la primera?

—Claro, hay que tardarnos lo menos posible—accedió.

Se fue a la primer zona y mientras él no veía, me escabullí detrás de un camión y coloqué una bomba justo debajo de él. Eso haría que la segunda área explotara en pedazos. La coloqué lo más rápido que pude y pretendí que solo revisaba que todo funcionara bien, sin embargo el señor Santos ya estaba sospechando.

Cómo había previsto algo por el estilo, Blake me dijo la clave de las alarmas del edificio para poder activarlas desde mi celular. Nos tardamos obteniéndola porque pues tienen un sistema muy codificado y decodificarlo fue un lío.

Activé la alarma de sismo y el señor Santos se quedó quieto. No había ningún sismo por lo que seguramente se irá a revisar el problema con la alarma, pero no lo hizo. Mierda, maldito señor.

—¿Qué ha sido eso? —pregunté.

—Algún error en el sistema, se encargarán de ello—explicó vagamente.

¿Ahora qué hago?

Mandé un mensaje a Blake, era la señal de que algo iba mal. Había inventado incluso una señal para ella saber cómo actuar en cada situación, no puedo creer cómo lo ha hecho pero lo agradezco. De pronto el móvil del señor Santos comenzó a sonar y tras unos minutos se excusó pero dijo que volvería enseguida.

Bendita seas Blake.

—¡Necesito que todos salgan! —grité—¡Tenemos un maldito traidor aquí y será mejor que no estén aquí cuando lo descubra!

Todos los empleados asintieron y comenzaron a salir lentamente, observando detenidamente a la gente noté como uno en especial se apresuraba a salir. No tenía idea de que si había un traidor aquí pero me funciona a la perfección. Me apresuré a detenerlo y le apunté con el arma.

La gente se estaba tardando demasiado así que disparé al suelo para que apresuraran el paso. Una vez estuvimos solos, lo solté pero lo encerré en un camión, me puse a colocar las siguientes bombas y cuando estuvo todo listo escuché pasos detrás de mí.

—¿Qué crees que tramas muchacho? —escuché al señor Santos.

Me giré lentamente y noté como me apuntaba con un arma. Maldita sea.

—Inspeccionando, como ya se lo había dicho—expliqué—Encontré al traidor.

—No hay ningún traidor y si lo hay serías tú—musitó.

Le señalé el camión del que provenían ruidos, el señor se acercó sin apartar el arma de mi dirección un solo segundo. Suerte que lo encerré ahí o si no tendría que haber hecho algo de lo que me arrepentiría.

—Saqué a todos para poder acabar con él sin testigos de una buena vez.

—Sigo sin creerte, muchacho.

—Yo ya terminé mi trabajo aquí—suspiré—Le sugiero que salga de aquí.

Y de prisa me fui al edificio. Entré a una oficina vacía y con un encendedor comencé a incendiar los papeles y todo lo que pude hasta que el fuego fue creciendo más y más, salí de ahí con prisa y la alarma no tardó en sonar. Cuando las personas notaron la presencia del fuego incrementarse comenzaron a salir apresuradamente.

Cinco minutos y no podía esperar más. Detoné las bombas, esperando la mayoría lograra salir. Las bombas hicieron temblar todo el edificio y la gente comenzó a alterarse, cuando vi al señor Santos salir bastante furioso supe que era mi momento de retirarme.

No puedo creer que haya salido bien.