Capítulo 34

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Blake

Al llegar al lugar donde nos estábamos quedando me centré de inmediato en analizar los planos, éstos eran mucho más recientes y contenían todo lo que había dentro, así como elevadores, cuantas habitaciones y oficinas hay, dónde está cada centro, las ventilas, básicamente todo.

Y así logré analizar el central, en total eran 5 principales. Uno en Perú, otra en Manchester, otra en Australia, otra en Corea del Norte y finalmente una en Italia. Estaban por todo el maldito mundo, y de ahí se distribuían como malditas plagas a las ciudades y rincones más peligrosos de cada lugar.

Una de las organizaciones más grandes y peligrosas del mundo entero, pero acabar con ellas no podía ser tan difícil. Ésta vez nadie se lo espera.

Ésta vez va a salir bien.

Analicé cada plano y descubrí el punto débil de cada instalación, lo único que debíamos hacer era volar esos lugares en pedazos. Sin las fuentes de producción y distribución no habrá más sustento. Lo único difícil va a ser hacer que los edificios que usan de fachada sean evacuados.

No podemos afectar a los civiles. No debemos.

Ya pensaré en eso.

Eran casi las cuatro de la mañana cuando escuché ruido y supe que ya habían llegado los chicos de la fiesta. Bajé a ver porqué hacían tanto escándalo y en ese momento sentí que se me partía el corazón, Aarón traía un ojo morado y el labio cortado, sangraba de la nariz.

—¿Pero qué carajo pasó? —pregunté.

—¿Qué haces despierta aún? —preguntó cómo pudo.

Tosió y se retorció en dolor.

—El imbécil de su padre lo golpeó por una estupidez, como siempre—dijo Ash, muy molesto.

—Sabes que no debes contradecirlo—dijo Amanda, con tono triste.

—No iba a dejar que dijera esas cosas de

Se interrumpió a sí mismo y no dijo nada más. Asher lo dejó en el sofá y subió enojado al piso de arriba, se encerró en su habitación y supuse que no bajaría hasta que amaneciera; por otro lado Amanda y Louis fueron a buscar el botiquín y lo dejaron sobre la mesa, después de eso inventaron excusas para poder subir.

Así que me tocó hacerme cargo de él otra vez.

—Estaba diciendo cosas sobre mí, ¿no es así? —pregunté mientras me sentaba a su lado con delicadeza.

—De ti, de mi hermana, de mi madre—musitó, molesto.

—Ya veo.

Asentí, sin saber qué decir. Abrí el botiquín y saqué los algodones y la botella de alcohol para desinfectar heridas. Coloqué un poco en los cortes que tenía en su rostro, en el labio y la nariz para ser específica.

Dio un respingo cuando coloqué el algodón sobre su labio y noté una tensión extraña entre nosotros que preferí ignorar. Continué haciéndolo hasta que noté que se tocaba mucho en la parte de las costillas.

—¿Qué tienes ahí? —pregunté, señalando el lugar.

—No es nada—mintió.

—Enséñame—ordené.

Desabotonó su camisa y vi un corte, como si lo hubieran golpeado con algo metálico demasiado fuerte como para hacer algo así. Traté de no hacer ninguna expresión pero me era imposible no reaccionar mal ante esto, es que de verdad como puede haber gente así.

—¿Por qué no te defiendes? —pregunté con el tono más delicado que pude.

En verdad me lo preguntaba, es muy rudo y lo que quieras pero cuando se trata de su padre nunca puede hacer nada, nunca puede contraatacar.

—No hay necesidad.

—¿Es broma? Ve lo que te hizo, eso no está bien—murmuré.

—Ya no importa.

—Sí importa, y mucho—repliqué—No me gusta que dejes que te traten así y mucho menos por tu padre.

Me quedé callada. Como si tuviera derecho a decir qué me gusta o no, no somos nada, él puede hacer lo que se le dé la gana. Pero me da rabia que no haga nada al respecto de lo de su padre.

—Ya déjalo así—me quitó el algodón de la mano—Lo haré solo.

—Aarón

Se quedó viéndome un segundo y después volvió a darme el algodón. Traté de desinfectar toda la herida y me partía el alma ver como sufría, coloqué una gasa para cubrir la herida. Lo sentí tan vulnerable en ese momento que algo en mí cambió repentinamente.

Coloqué mi mano en su mejilla y la acaricié, inconscientemente, después de eso sonreí con melancolía y le susurré:

—Mereces más que esto, Aarón.

Se quedó viéndome con los labios entreabiertos y en ese momento no pensé en nada, fue como si mi cerebro se apagara por un segundo y solo mi corazón estuviera a cargo. Me miró directamente a los ojos y lo siguiente que sé es que su rostro se encuentra más cerca del mío.

—Dime que es lo que quieres y lo haré, Blake—murmuró, su voz sonaba suplicante—Dime que puedo tocarte y lo haré.

Mi respiración se agitó y sentí mi corazón latir a paso apresurado, no pude formular ninguna palabra en ese momento. Tenerlo tan cerca, su nariz rozando la mía, nuestros alientos chocando y mi mano sobre su pecho me hacían perder la cordura.

—Aarón —fue lo único que pude formular.

Intentaba decirle que no pero mi cuerpo le decía otra cosa porque no me alejé.

—Sólo dime que quieres y prometo hacerte sentir lo que nadie nunca te ha hecho sentir, tu sólo dime lo que quieres y yo lo haré—continuó—Siempre.

Y eso fue todo lo que necesité para dejarme llevar. De nuevo.

—Quiero que me hagas sentir viva de nuevo, Aarón—cerré los ojos—Quiero que me beses.

Sonrió y no demoró un segundo en juntar nuestros labios, colocó su mano debajo de mi muslo y me levantó hasta hacerme quedar sobre él. Sentí que volvía a nacer, sentí de nuevo esa adrenalina recorriendo mi cuerpo, sentí que volvía a estar viva.

Me besó a pesar de tener un corte en el labio, y aun así besaba malditamente bien, me encantó el sentimiento de poder volver a tenerlo conmigo. De volver a sentir sus brazos rodeando mi cuerpo y sus labios marcándome entera, estaba muriendo por volver a sentir esto y ahora que lo tengo de nuevo no sé cómo podré sobrevivir.

Despegó sus labios de mi boca, me miró unos segundos como asimilando que era verdad y enseguida bajó a mi mandíbula, luego a mi cuello, luego a mis clavículas para finalmente llegar al borde de mi brasier. La blusa que llevaba puesta estaba estorbándole y sentí su desesperación por quitármela.

Gruñó y volvió a besarme, sentí su lengua chocar con la mía y gemí inconscientemente, tomó agarre firme de mi trasero con ambas manos y me cargó. Llegamos a las escaleras y de alguna manera logró subirlas conmigo en brazos, me llevó a su habitación y cerró con seguro, no demoró ni un segundo en eso y de inmediato me llevó a la cama.

Se colocó sobre mí, tiré de su pelo cuando me besó aún más apasionado y supe que quería hacerlo, él lo supo también. Lo siguiente que supe fue que toda la ropa quedó regada por toda la habitación, las sábanas se desprendieron de la cama y nosotros terminamos exhaustos en la cama. Pasé al baño, volví y caí totalmente rendida en la cama.

Dangerous Love #1.1©(Completo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora