☽ Capítulo 2 ☾

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El trozo de papel se escapa de mis dedos laxos y cae al suelo.

Una vez, un Seth exhausto y resignado me dijo que no soportaba oírme murmurar "su nombre" por las noches.

Una vez, un Izuru comprensivo me dijo que el alma no olvida, ni aunque cambie de recipiente.

Una vez, le pregunté a un Moon afectuoso si tenía alguna clase de deuda con mis padres, desconcertado por su infundada dulzura. Él respondió: "Me devolvieron la felicidad, siempre estaré en deuda con ellos."

En otra ocasión, ese mismo Moon mimoso y melancólico había ronroneado mientras se apoyaba en mi vientre: "¿Cómo podría olvidar a mi primer y único amor?"

Fui yo el que no quiso leer entre líneas.

Recojo la desdichada carta y la guardo en mi bolsillo junto al brazalete.

Las notas tristes de un violín y un piano han comenzado a sonar en algún momento, y por un instante me pregunto si no es el llanto de mi alma. Camino con cierta dejadez hasta una puerta grande y recia. La melodía se filtra a través de ella y se arremolina a mi alrededor, metiéndose bajo mi piel, apoderándose de mi ritmo cardíaco. Es delicada y duele, como una pluma con el filo de una navaja.

Mi mano osada gira el pomo y la habitación contigua se luce ante mí con el etéreo resplandor azulado que entra por las ventanas, milagrosamente descubiertas. La sala es espaciosa y despejada, el suelo viste una madera lustrosa. Algunos instrumentos musicales se reúnen en una esquina junto a un par de banquetas. Finalmente, en el centro de la sala una persona baila al melancólico compás de la melodía, haciéndola cuerpo. La tristeza hecha carne, apropiada y convertida en arte.

El joven hombre se mueve como el humo, es ligero y flexible, escurridizo y sereno. Un omega, tal vez.

Tan bonito, pero tan abatido...

Lágrimas gruesas ruedan por su rostro acorazonado. ¿Acaso aquel llanto desgarrador que oí anteriormente provenía de él?

Con pasos silenciosos y llenos de gracia, el hombre se pasea por el salón, dejando solo las orillas sin ser tocadas por sus pies descalzos, danzando con giros y ademanes que gritan una profunda aflicción. Mi alma se conmueve, porque está enferma del mismo sentimiento ruin.

Me quedo de pie observando, conteniendo el aire, hasta que la pieza musical llega a su fin y el omega se detiene al son en una pose delicada. Se endereza tras unos segundos en los que el mundo parece haberse pausado junto a él.

Sus ojos vacíos y lacrimosos me observan fijamente.

Mis manos trepidan, afectadas por la mezcla de empatía y horror. En cambio, el espectro sigue quieto, firmemente parado. Nuestras miradas se cruzan durante un tiempo indefinido hasta que el miedo me sobrepasa y pienso en retroceder, pero una serie de aplausos suenan a mis espaldas y en lugar de dar un paso atrás, doy dos saltos hacia adelante por el sobresalto.

REDEMPTION【Libro II】| Disponible en físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora