Intenté comunicarme mentalmente con Moon para contarle lo que sucedió en el castillo. Lo llamé sin cesar, lo busqué tirando de nuestros vínculos, pero lo único que conseguí fue un dolor de cabeza extra y la quinta crisis del día. Hay mucho ruido del otro lado, lo que significa que el prana de mi Arcano está perturbado.
—¡¿Dónde demonios está Moon?! —Entro como un vendaval al cuartel más cercano a la entrada de la manada, rascando la histeria.
Unos alfas uniformados que platican en ronda giran sus cabezas hacia mí y me observan con detenimiento. Uno de ellos, el más grandulón con el cabello rapado, hace una reverencia corta y contesta con formalidad, aunque no soy ajeno al deje burlesco, y quizás algo receloso, en su tono.
—Lord Wealdath no se encuentra aquí... milord.
—¿En qué cuartel está, entonces? —pregunto acuciante, trabajando mi voz para que suene segura y no rota como me siento.
Los alfas intercambian miradas encriptadas. El grandulón carraspea.
—Probablemente haya ido con el gremio. Le informaremos que estuvo aquí si lo vemos.
—¿Con el gremio? —susurro. Si el tiempo se detuviera en este momento, podría capturarse con claridad el efímero instante en que mi último hilo de mesura se cortó. Estallo—. ¡Vengo del jodido gremio! ¡Me dijeron que estaría aquí!
No puede ser. ¿Me mentiste otra vez? ¿Por qué lo has hecho?
Los alfas vuelven a mirarse entre sí. Ninguno quiere ser el vocero de los engaños del cabrón de su jefe.
—Lord Ghenova, estoy seguro de que el líder volverá pronto, no tiene que exalta...
—¡¿Dónde está?! —ladro, dando zancadas hacia el grupo con los colmillos exhibidos. Me detengo furioso frente al grandulón, su sombra me cubre por completo—. ¡Escúpelo!
—N-No lo sé, señor...
A pesar de que parezco una rata a su lado y su jodido pezón me llega a la frente, la mofa en sus respuestas no pervive. Bien, al menos tiene algo de cerebro entre todo ese músculo y no toma a la ligera la amenaza grabada en mis pupilas. Ya se debe haber corrido la voz de que la Cadena de Fuego no tiene reparos en cobrárselas con sus dientes cuando le tocan los cojones.
Un sonoro suspiro nos interrumpe.
—Está con Dubrak.
—¿Con Dubrak? —suelto, incrédulo mientras veo a Zydian acercarse con su gran porte, ensayada postura y expresión ruda a juego.
Qué ridículo. Moon detesta a los vampiros, en especial a Dubrak. No puede haberlo traído a Arvandor simplemente porque lo juzgamos mal con respecto a la maldición. ¡Aún es culpable de masacrar a mi familia!
ESTÁS LEYENDO
REDEMPTION【Libro II】| Disponible en físico
خيال (فانتازيا)《𝐀𝐁𝐑𝐀𝐊𝐀𝐃𝐀𝐁𝐑𝐀 #𝟐》 Luego de descubrir de la peor manera el secreto de su Arcano, Hazel se prometió a sí mismo dejar de hacerlo enojar. Debió haber sabido que la paciencia jamás encajaría entre sus virtudes. Moon se resiste a abrirse...