☽ Capítulo 15 ☾

390 51 50
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Hazel


Después de que mi maravilloso día con Moon se arruinó, me quedé toda la noche esperando a que regresara de donde demonios sea que haya ido para tratar de arreglar las cosas. No volvió. Cuando me resigné a dormir a las cinco de la mañana, tuve un sueño ligero, infestado de pesadillas.

No pude dejar de oír su voz.

"Bienvenido a la familia Wealdath, Hazel".

"¿Crees que tú y yo, ordinarios mundanos, tenemos la capacidad de crear la divina perfección?"

"Nosotros no somos tus enemigos. Lo averiguarás pronto..."

"El Rebis debe nacer y reinar desde el abismo, porque como es abajo, será arriba".

"No estarás solo. Lucharemos por nuestra sangre; llámanos, y acudiremos a ti".

Las pesadillas se intercalaron con los recuerdos confusos de aquel soliloquio, una de ellas revestida de dulzura. Mis fantasías gravitaron hacia una encantadora cabaña donde Moon y yo nos amábamos abiertamente y arruinábamos recetas culinarias mientras jugábamos a ser chefs. La magia vivía con nosotros, en el aire, en nuestros ojos brillantes y en mi hinchada barriga. Y era tan feliz... Nada ni nadie podía quebrantarnos allí... Hasta que un par de brazos desconocidos me envolvieron desde atrás.

Moon se había precipitado hacia mí con el rostro atormentado, pero se desplomó antes de poder ayudarme y luego se convirtió en cenizas. La cabaña ardió en llamas a mi alrededor mientras clamaba su nombre. Esos brazos seguían reteniéndome, pero no me lastimaron. Unas manos pálidas y hermosas se habían apoyado con delicadeza sobre la curvatura de mi vientre, coronadas con garras pulcras en sus dedos esbeltos y poderosos. Unos ribetes dorados reptaban desde los brazos, enroscándose en cada dedo como finos anillos. Eran como las manos de un rey, pero solo pude sentir pánico al verlas. Tan excelsas y fuertes, aviesas y destructivas... Lucían como las manos del Diablo.

—Dios ha renacido —susurró en mi oído.

El fuego lo engulló todo, y fue cuando desperté. Mi móvil timbró justo en ese instante. Primero vi la hora con la respiración desbocada. Era mediodía. Después vi el mensaje que acababa de entrar. Procedía de un número desconocido y en él había una foto adjunta a un sucinto texto:

"Felicidades por tu embarazo."

"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
REDEMPTION【Libro II】| Disponible en físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora